El retiro

Crítica de Fernando Alvarez - Clarín

La recomposición de los vínculos familiares es abordada en El retiro con una mirada agridulce que cambia la vida del protagonista y de quienes lo rodean.

Rodolfo (Luis Brandoni) es un obstetra viudo y jubilado que se ve obligado a cuidar a Diego (Marcos Da Cruz), un niño de ocho años, hijo de su empleada de limpieza. La paz y la armonía se terminaron para él y todo empeora cuando su hija Laura (Nancy Dupláa), de quien está distanciado desde hace tiempo, decide instalarse junto a ellos.

No es necesario reafirmar que “tres son multitud” en esta lograda propuesta dirigida por Ricardo Díaz Iacoponi (Industria argentina) que juega a la “grieta familiar” y navega cómodamente entre el humor, la ternura y la nostalgia.

En esa convivencia “obligada” radica justamente el acierto del filme, que expone cuentas pendientes, un choque generacional y la cicatrización de viejas heridas.

La película presenta una estructura sencilla, está apuntada al público familiar y no cae en el golpe bajo. En ese sentido, parece encontrar el tono justo y agrega simpáticos personajes secundarios que aparecen en los momentos oportunos.

De este modo, se suman al caos imperante el amigo motoquero (un verborrágico y atrevido Gabriel Goity) que da consejos a Rodolfo de cómo vivir la vida y la ex jueza (Soledad Silveyra, acá jugando a la seducción) que no está del todo “retirada” de sus conquistas amorosas.

La comedia dramática se guarda también una sorpresa que siembra el desconcierto y la duda sobre el pasado del jubilado que creía tener todo controlado y ahora está atrapado en su propia realidad.

Los personajes logran instalarse con peso dramático a lo largo de la historia (Rodolfo intenta rehacer su vida mientras Laura atraviesa una crisis de pareja y está empeñada en seguir con el negocio de la música) y resulta un acierto la elección de la dupla protagónica porque imprime la cuota de ternura y rebeldía necesarias para poder sortear todo tipo de obstáculos y diferencias.

Sin golpes bajos, la película instala su oportuna visión sobre las segundas oportunidades, y demuestra que, en materia de afectos, no siempre está todo dicho.