El renacido

Crítica de Walter Pulero - Cinergia

V de venganza

El renacido
Año 1823. En las profundidades de la América salvaje, el explorador Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) participa junto a su hijo mestizo Hawk en una expedición de tramperos que recolecta pieles. Glass resulta gravemente herido por el ataque de un oso y es abandonado a su suerte por un traicionero miembro de su equipo, John Fitzgerald (Tom Hardy). Con la fuerza de voluntad como su única arma, Glass deberá enfrentarse a un territorio hostil, a un invierno brutal y a la guerra constante entre las tribus de nativos americanos, en una búsqueda implacable para conseguir vengarse.
Creída por momentos, cruel en otros, la nueva película del director de Amores perros (2000), Babel (2006) y Birdman (2014), Alejandro González Iñárritu, fue un camino bastante caótico de transitar, lo que se convirtió en un rodaje épico. Llevar a la gran pantalla la libre inspiración de la novela The Revenant: A Novel of Revenge, de Michael Punke, resultó un tanto accidentado, rodando escenas en las regiones de Dakota, Montana, Wyoming y Nebraska y además locaciones naturales de Canadá y Argentina (toda la secuencia final en Ushuaia, cuando en el hemisferio Norte se quedaron sin nieve), en condiciones extremas que hicieron crecer de manera exponencial su presupuesto final y determinaron renuncias masivas en el equipo técnico.

Los pilares de la película
Pero bien sabemos que no se llevan al cine las excusas, por lo cual si no fuera por dos esenciales personas, El renacido no está a la altura del cine de Terrence Malick y Werner Herzog, del cual es muy probable Iñárritu quisiera apropiarse, pero dista bastante de su excelencia.
Cuando hablamos de dos destacados colaboradores, nos referimos a Leonardo DiCaprio y el sublime director de fotografía Emmanuel Lubezki. Qué decir del monstruoso aporte físico y psicológico que desplegó el actor de El lobo de Wall Street (The Wolf of Wall Street, 2013), El origen (Inception, 2010) y Los infiltrados (The Departed, 2006). Su actuación es excepcional, logrando que nos encontremos con escenas inolvidables, cargadas de dureza durante dos horas y media en medio de una travesía sangrienta que no le da respiro prácticamente en ningún momento. Supo reflejar cómo superaba cada obstáculo en cada situación. Es notorio que DiCaprio no va en busca de obtener por fin su Oscar, sino que más bien se mueve por los proyectos que le causan un reto interpretativo importante (lo que incluye tener que vivir entre cadáveres de animales, comer hígado de bisonte, desnudarse en temperaturas bajo cero y zambullirse en un río helado).
Y donde Iñárritu no supo aprovechar la grandeza del escenario natural, aparece la majestuosa sensibilidad de las imágenes que consigue Emmanuel Lubezki, ganador del premio Oscar en dos ocasiones, convirtiéndose en el mexicano con mayor número de reconocimientos de la Academia por su trabajo como Director de Fotografía en Gravity y también en Birdman. Sin este imbatible trabajo visual, El renacido no hubiese sido la alabada película que es por la gran mayoría de la crítica. A World Unseen es un asombroso documental de 44 minutos (pueden verlo acá) sobre el complicado rodaje de El renacido y la lucha contra los elementos que sufrió el equipo técnico. Entre otras cuestiones es posible ver a Lubezki creando magia con su cámara. Para aumentar la información técnica, podemos decirles que Lubezki utilizó una amplia gama de lentes angulares, que iban desde los 12 milímetros a los 21 milímetros, para así poder crear una profundidad extrema.

Alejandro González Iñárritu
El director nos relata un cuento que ya vimos muchas veces antes, posiblemente adornado de otra forma, pero el mensaje no deja de ser el mismo. Incluso el inicio se asemeja mucho al prólogo de Birdman, con planos intentando esquematizar lo que veremos en el largo recorrido de Hugh Glass durante toda la película. Luego vemos una intención de imitar el comienzo de Rescatando al Soldado Ryan (Saving Private Ryan, 1998) de Spielberg, como un falso documental. Y acá sí debemos mencionar que El renacido nos presenta, gracias a los movimientos de cámara de Iñarritu (se mete por donde quiere, manchándose de sangre, barro y agua) y la fotografía de Lubezki, una cátedra de violencia bien filmada, en medio de una batalla entre indios y colonos.
Los que son asiduos a la filmografía de Iñárritu saben que siempre coloca a sus protagonistas en un lugar poco cómodo: selecciona historias con personajes a los que les cuesta pasarla bien. Para el caso de El renacido, Hugh Glass es un guía viudo con un hijo indio, y es atacado por un corpulento oso grizzli creado digitalmente, por lo que nuevamente juega muy a favor lo visual del film por sobre la narrativa. Tenemos además flashbacks de la esposa asesinada de Glass, cuerpos suspendidos y visiones y golpes de tambores (¿recuerdan Birdman?) que no pasan desapercibidos por una buena edición de sonido, pero que sí debemos objetar el resto de la de la música, que no se caracteriza por ser incidental como uno supondría, y pasa bastante desapercibida.
Retomando a Lubezki, es muy valorable la decisión conjunta a Iñárritu de rodar la película en orden cronológico, de forma tal de conservar el curso natural del viaje del protagonista, y solamente con la luz del sol y el fuego (prescindiendo de luz artificial) para ampliar la creatividad. Es así que el film alcanzó un presupuesto de 135 millones de dólares, superando el inicial de 95 millones de dólares, aumentado en gran parte porque la filmación requirió de mayores esfuerzos humanos y técnicos de los planificados.

El multifacético Tom Hardy
Tom Hardy es uno de los actores mejor valorados del momento. Luego de su éxito con Mad Max: Furia en el camino (Mad Max: Fury Road, 2015), el último trabajo que vimos en pantalla grande fue Leyenda (Legend), donde también se lo halagó por su doble personaje, interpretando a los hermanos Ronnie Kray y Reggie Kray, dos gemelos que hacen del crimen su oficio (conocidos como los Kray twins) a pesar de que la película queda a mitad de camino.
Pero lo que la mayor expectativa fue la que generó su papel alrededor de El renacido, personaje para el cual admitió no siempre fue la primera opción, dado que anteriormente le había sido ofrecido a Sean Penn, quien lo descartó. A Hardy el trabajo le llegó a través de su buen amigo Leonardo DiCaprio, protagonista del film, y podemos decir que en realidad es la gran figura de esta historia, donde se destaca en muchos momentos luciéndose más que DiCaprio con su rol de salvaje y descontrolado villano. Tom Hardy se roba los aplausos, exhibiendo un nivel actoral dominante con su complejo John Fitzgerald, el cual es el causante de que la acción retome en cada momento del largometraje, luchando contra Glass, ese personaje construido a base de venganza.

Síntesis
El renacido es una película con puntos muy a su favor: la ilustre fotografía, los escenarios naturales que acompañan los momentos de crudeza y las actuaciones de DiCaprio y Tom Hardy. Pero se trata de una película demasiado cerebral y fría como la nieve que muestra el film. No parece ser una obra que logre cautivar la empatía del espectador, excepto por uno o dos momentos donde uno se estremece con lo que sucede, y no logra llevar a cabo el poder de síntesis que una buena película debería al menos intentar: 156 minutos son demasiados para el cuentito que Iñárritu nos intenta contar. Estamos frente a una película centrada en deslumbrar a los ojos, pero no encuentra el medio para llegar a nuestras almas.