El renacido

Crítica de Luciana Boglioli - La Capital

El imperio de la imagen

El drama de la supervivencia es un lugar frecuentemente explorado en la cinematografía; basta con citar “Viven”, “El náufrago”, “Una aventura extraordinaria” y “Hacia rutas salvajes”, para que se aparezcan imágenes de personas heridas y hambrientas que luchan por mantenerse a salvo. Lo cierto es que “El renacido” ofrece una historia donde la supervivencia y la sed de venganza se disputan como protagonistas. Dirigida por el mexicano Alejandro González Iñárritu, quien viene de ganar el Oscar por “Birdman” en 2015, se postula como una de las favoritas para los premios de la Academia que se entregarán el 28 de enero, con doce nominaciones. ¿Pero hasta qué punto no es un filme “inflado”? Primero, es necesario saber que se trata de una película extensísima, por lo que es necesario estar 160 minutos expectante, y tener en cuenta que no se trata de una joya de Tarantino que vale cada minuto. Segundo, vegetarianos abstenerse: a la hora de sobrevivir todo vale, desde comer las entrañas de un jabalí hasta dormir adentro de un caballo muerto. DiCaprio -nominado al Oscar a mejor actor- encarna a la perfección al verdadero Hugh Glass, un estadounidense conocido por sus hazañas en el Oeste de Estados Unidos durante el siglo XIX. Rodada en California, Canadá y Ushuaia, acá la magnificencia de las imágenes supera ampliamente el relato y su falta de diálogos, por lo que la estatuilla dorada a mejor fotografía está asegurada.