El prisionero irlandés

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

El amor en tiempos de colonia

El contexto en que transcurre El prisionero irlandés, de Carlos Jaureguialzo, Marcela Silva y Nasute, se instala en las instancias de 1806, los derrotados ingleses por la frustrada invasión, cuentan entre sus filas con un irlandés cuyo destino de prisionero es San Luis.

Allí y siempre en calidad de hombre apresado por el ejército argentino toma contacto con una viuda de guerra sin elegir la repatriación para comenzar su historia de amor con el nexo entre ambos de pertenecer a países que debieron soportar las invasiones británicas. El protagonista así toma contacto con una cultura muy diferente pero encuentra, con el tiempo y la convivencia, su lugar en el mundo.

La estructura del relato bordea el clasicismo con un guión bien construido y en el que los personajes exponen diversas esferas, así como reproducen, de manera no forzada, diálogos sumamente interesantes. Los rubros técnicos también merecen un reconocimiento, sobre todo el sonido de la película, que sumado a la excelente fotografía que destaca el paisaje dramático, suman un plus a la propuesta general.

Sin historicismo a cuestas y concentrada en sus personajes, conflictos y resoluciones, el opus de Carlos Jaureguialzo, Marcela Silva y Nasute alcanza niveles en materia de producción poco habituales, tratándose de una película con ciertas ambiciones de antemano.