El príncipe encantador

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Es el personaje que coprotagonizó -o mejor: sacó las papas del fuego- en más de una oportunidad en cuentos de hadas. Y que aquí tiene una historia para él solo.

Olvídense por un momento del Príncipe Encantador versión Shrek, porque éste es más independiente, no vive juzgado por su madre -tampoco es personaje de Disney, pero… tampoco tiene madre- y debe resolver cómo romper un hechizo que le hicieron a él.

Todo sucedió el día de su bendición real, cuando la Reina Amargura, especie de hada de magia negra, le hizo un hechizo. Sí, a la manera de Maléfica con La Bella Durmiente. Faltan tres días para que cumpla los 21 años, y todo el amor del pueblo desaparecerá por siempre. ¿Cómo puede romperse el embrujo? Obvio: con el beso del verdadero amor.

El Príncipe Encantador tiene tres pretendientes: Blancanieves, Cenicienta y La Bella durmiente. ¿Una historia de poliamor? Es que él es hermoso, y todas las mujeres caen embelesadas. Pero, engreído, no sabe lo que es el amor. Su padre está preocupado, y el Príncipe termina realizando un viaje, con su linda sonrisa. Lo acompaña Lenore Quiñonez, una bandida o criminal, bah, una ladrona buscada por la Justicia, disfrazada de hombre para que nadie la reconozca. El Príncipe no sabe que es una mujer.

No importa que parezca forzado ese encuentro, entre la mujer y el Príncipe, sino que haya química en esa relación. Como en casi todas las películas de enredos animadas, hay giros, vueltas en la trama, el espectador sabe a veces más que los personajes. Y no porque haya visto mucho cine.

Por eso El príncipe Encantador es una buena opción para los más pequeños. Se ríe, sí, y cómo no, de algunas convenciones de los cuentos, pero, aquí tampoco a la manera más satírica, sarcástica de Shrek hace… ya 18 años (por algo la saga del ogro va a comenzar pronto de nuevo).

En ese viaje -¿es ésta una road movie?- deben atravesar y enfrentar diversas tentaciones, y vencer a las comehombres, sortear el camino del abismo y más.

Un detalle. Es un filme “semimusical”, y las canciones no están traducidas. Hay un pajarito rojo que recuerda a Angry Birds. ¿O es sólo una mera asociación de ideas?

No todo en la animación es Disney. Y aquí hay una prueba de que se puede entretener con armas y dibujos propios.