El príncipe de Persia

Crítica de Mauricio Svetaz - RosarioCine

Playstation pochoclera:

Basada en el videojuego de Playstation, “Príncipe de Persia, las arenas del tiempo”, que a su vez es una versión moderna del clásico juego de PC “Prince of Persia” de 1982.
Cuenta la historia de Dastan (Jake Gyllenhall), un niño huérfano que se dedicaba a sobrevivir las arenosas calles del antiguo imperio persa (que se extendía desde Turquía hasta el norte de India).
Un día al ver como una de sus amigos es atacado por los soldados del rey, Dastan le arroja una manzana a uno de los temidos guerreros y escapa corriendo y saltando por los techos de las por entonces bajas casas de adobe.
Si bien, luego el niño es atrapado, el rey ve en el un héroe en potencia, y por su gran muestra de valentía, decide adoptarlo como si fuera hijo propio, llevándolo así a vivir en el palacio real junto a sus dos hijo legítimos, Garsiv (Toby Kebell) y Tus (Richard Coyle).
La historia nos lleva 15 años después de esto, cuando los tres príncipes se encuentran festejando la conquista de Alamut, ciudad sagrada, que supuestamente es atacada por tener poderosas armas ocultas y comerciarlas con el enemigo (cualquier parecido con la guerra en Irak es pura coincidencia).
En esta cuidad, habita la bella princesa Tamina (Gemma Arterton), quién es la guardiana del templo y de una extraña daga.
Pero cuando Dastan, olvida hacerle un regalo a su padre por la conquista, su hermano Tus, le ofrece un manto sagrado real en agradecimiento por su importante colaboración en la batalla. Resulta que el rey, al ponerse este manto, muere asfixiando, por lo que Dastan, quien obsequió este objeto al rey, es acusado de asesinato real, y se convierte en un mercenario, buscado por toda Persia.
Es entonces cuando el protagonista, gracias a la colaboración de Tamina, descubre que en realidad su hermano, que luego del fallecimiento de su padre de convierte en el nuevo rey, quiere la daga, la cual posee un enorme poder de “viajar en el tiempo” y poder revertir los eventos pasados, así se haría realmente invencible y pasaría ala historia como el mejor rey de su imperio.
Por lo que Dastan, tendrá que acompañar a la princesa hasta otro templo sagrado, y esconder la daga, en donde supuestamente estará a salvo.
Con una gran catarata de efectos especiales, fiel casi 100% al videojuego, con el personaje colgándose de barrotes de madera y saltando piedras movedizas y lucha contra los malvados.
Es casi como ir pasando de pantallas o niveles mientras uno va viendo el film, solo falta que a uno le dieran un “joystick” a la entrada de la sala.
Se destaca las actuaciones de Alfred Molina, en el papel del “Sheik Amar”, en un personaje atípico, vulgar y bastante indeseado, (al mejor estilo de Danny de Vito en “Tras la esmeralda perdida” o “La joya del Nilo”) También sobresale el “Tio Nissam” encarnado por Ben Kingsley.