El primer hombre en la luna

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

No se trata de un panorama de la conquista espacial en los Estados Unidos. En el caso de esta película de Damien Chazelle, se aborda la historia del personajes central del vuelo que tuvo en vilo al mundo, el 21 de julio de 1969, Neil Armstrong.

Ingeniero aeronáutico, piloto de pruebas de importante trayectoria, la historia de Armstrong cambió cuando murió de cáncer su pequeña hija, a los dos años. Entonces se presenta en la NASA como aspirante al viaje lunar, quién sabe si en un intento de superar con la total inmersión en el trabajo, la desgracia familiar.

El filme lo registra un tiempo antes, cuando sus experiencias como piloto de pruebas y luego en el Proyecto Gemini, hasta mudarse en Houston a un barrio de astronautas, donde tanto su esposa como él se integran a la comunidad amante del espacio.
Una profesión siempre al borde del peligro hace que su esposa, una mujer de fuerte personalidad choque ante ciertas actitudes de Neil, que por su apasionamiento laboral, descuida a veces una casa en que la mujer sola cría a sus dos pequeños hijos.

El filme de Chazelle ("La la Land") sólo toma la épica espacial como fondo de la historia individual, donde se alude a la competencia con la carrera astronáutica rusa y a la muerte de varios integrantes de la cofradía de pilotos que son "sacrificados", mientras la tecnología que llevara a Armstrong y sus compañeros a la Luna se perfecciona.

Algo de esto es visualizado a través de una incursión "rap" de la época en que se ironiza con una canción que habla de "un blanquito que llega a la Luna", mientras suben los precios, los problemas se multiplican quizás por el "blanquito que con su costoso viaje se lleva los ahorros del país".

PEQUEÑO PASO
El libro en que se basa el filme de Damien Chazelle, "Primer Hombre. La vida de Neil Armstrong" del historiador James R. Hansen apareció hace seis años y recibió el Premio de la Sociedad Astronáutica Americana de Literatura Astronáutica.

Destacada en cuanto a su perfección técnica, el punto de vista individual del protagonista (Ryan Gosling) prima en los hechos y abunda en close-ups (primeros planos), especialmente en las acciones que lo incluyen en complicadas acciones en cabina. A pesar del hecho de conocer "lo que viene después", se comparte suspenso y cierta emoción en el alunizaje (ÇEs un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidadÈ, fueron sus palabras).

"El primer hombre en la Luna", con la visualización de la continuidad de los intentos por lograr mejores resultados en la carrera espacial, favorece una mayor comprensión de los sacrificios humanos corporales y psicológicos que debieron superarse para lograr un acontecimiento memorable. Los espectadores que fueron testigos de esa realidad pueden reciclar emociones y valorar doblemente el esfuerzo humano por alcanzar las estrellas. Paradójicamente, ni el héroe real Neil Armstrong (que falleció hace 6 años, a los 82), ni su primera esposa Janet (fallecida a los 83 este año) pudieron ver la película.

Ryan Gosling en el papel de Neil Armstrong está a la altura de su personaje con su carga de discreciones y silencios, así era él, dicen los que lo conocieron. Mientras la destacada Claire Foy (Lisbeth Salander en "La chica en la telaraña") asume un personaje con carisma y dulzura, el de su primera esposa, Janet Shearons (que acompañó al astronauta por 38 años), sobresaliente actuación que puede hace participar a la actriz en la conocida carrera de los Oscar del próximo año.