El precio de un hombre

Crítica de Gabriela Avaltroni - Función Agotada

Stéphane Brizé posee una sorprendente habilidad para narrar. En 2009 se estrena Mademoiselle Chambon, un drama romántico tan similar a In the Mood for Love pero en versión francesa. Tres años después, llega con Algunas Horas de Primavera con una hermosa participación de Emmanuelle Seigner. Ahora es el momento de El Precio de un Hombre (La Loi du Marché). Estas últimas producciones cuentan con el protagónico de Vincent Lindon, un actor capaz de llevar con autenticidad cualquier papel que le presenten.

Brizé, ahora, se corre del plano amoroso para mostrar lo que vive la sociedad de clase media francesa en la actualidad. Algo similar lo habían filmado los hermanos Dardenne en Dos días, una noche.

Thierry tiene una familia que mantener y lleva varios meses sin trabajo. Las oficinas de búsquedas de empleos le ofrecen pocas alternativas. El banco le avisa que se está quedando sin ahorros y le brinda algunas soluciones atroces. Vender sus pertenencias para generar ingresos es como vender el oro que hay en el Vaticano, comida para hoy, hambre para mañana. De alguna manera tiene que continuar, mantener la frente en alto.

Con la frente en alto, cuestión de dignidad.
Pronto lo vemos como agente de seguridad en un hipermercado. El trabajo consiste en vigilar, controlar que todo esté en orden, que nadie se robe comida, que ningún cliente o empleado se lleve algo que no está permitido. De a poco pareciera que el nudo de la corbata de Thierry se va ajustando. Dignidad y tolerancia, todo tiene su precio.

En este drama social, Brizé toma distancia para dar paso a la problemática de cada personaje. Cada uno de ellos es un mundo, cada escena es tan realista hasta rozar lo documental.