El precio de la verdad

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Robert Bilott (interpretado por Mark Ruffalo), es un abogado corporativo que da un vuelco drástico a su carrera para enfrentarse a quienes defendió: una todopoderosa multinacional por sus prácticas que dañan el medio ambiente y envenenan a un pequeño pueblo. En su búsqueda de exponer la verdad, arriesgará, no solo su futuro profesional, sino su vida familiar, convirtiéndose en el enemigo público número uno de la siniestra empresa.

El cineasta californiano Todd Haynes, director de grandes films como “Velvet Goldmine” (1998), “Far from Heaven” (2002), “I’m Not There” (2007) y “Carol” (2015, que obtuviera el premio a Mejor Película Extranjera en los Premios Cóndor de Plata) se inspira en una impactante historia real que remite a films exitosos como “Silkwood, “Una Acción Civil”, “Erin Brokovich” y “Tierra Prometida”, referentes del cine social e denuncia que aborda Hollywood, y que descubrían oscuros secretos de grupos de poder al tiempo que denunciaban el accionar y los intereses detrás de la contaminación ambiental.

Nutriéndose de un gran elenco (Tim Robbins, Bill Pullman, Anne Hattawhay) y mostrando gran astucia narrativa, se observa la experiencia del director para involucrar al espectador en este entramado de tragedias, descubriendo el costado más débil y vulnerable de una sociedad. Con espíritu de denuncia, ofrece cierta urgencia en su enunciado y un impacto dramático que pretende indignar al espectador, cuestionando las turbias maniobras de esta corporación. “El Precio de la Verdad” provee un planteamiento al servicio de una causa cuyo mensaje no deja lugar a segundas interpretaciones.

Efectivo, aún sin tratarse de una gran obra, este thriller judicial se apoya en la camaleónica labor de Ruffalo y demuestra el amplio abanico genérico del que es capaz de abordar este ecléctico realizador.