El poder de la ambición

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Las historias de aquellos que buscan oro datan ya de los westerns que abarcaban el periodo histórico conocido como “la fiebre del oro”.

El Poder de la Ambición, si bien basada en una historia real, cambia el escenario y lo trae a tiempos modernos (o tan modernos como los años ´80 lo permiten), ilustrando que la ambición no solo es universal, sino que trasciende todas las épocas. Cuán lograda es esta transición, eso ya es harina de otro costal.

¿Quien tiene el oro hace las reglas?:
Kenny Wells maneja una compañía exploradora que está al borde de la quiebra. A raíz de un sueño que tuvo, decide ir a buscar oro en una zona inexplorada de Indonesia con la ayuda del consagrado geólogo Mike Acosta. Obtener los medios y realizar la búsqueda probará ser algo difícil, sin saber lo que les espera si consigue lo que busca.

El Poder de la Ambición es un guión que sigue al pie de la letra “El Camino del Hedonista”, historias encabezadas por un personaje tan motivado como carismático, aunque no pocas veces su accionar sea cuestionable, cuando no ingenuo. Las consecuencias que enfrenta por sus actitudes impulsivas son la carne del relato, uno donde la narración es el punto más fuerte.

Por otro lado, aunque tiene un conflicto sostenido y un tema claro, los picos y mesetas de su narración son demasiado pronunciados, muy a los extremos, y no pocas veces vas a estar bajo la influencia de que estás viendo el final de la película.

Esto no es necesariamente malo, si bien tampoco es bueno: al meter al espectador en la montaña rusa que más de una película quiere para sí, el precio que paga es el de ponerlo en la posición de estar viendo muchas películas en una, haciendo que el metraje de dos horas parezca excesivo.

McConaughey a la cabeza:
En materia técnica, la película tiene una fotografía y un montaje decentes. Establece claras (aunque básicas) diferencias de estilo. Todo lo que transcurre en la urbe está filmado de manera más tradicional, mientras que la selva de Indonesia tiene un tratamiento más cercano al documental.

En cuanto a lo actoral, Matthew McConaughey se lleva toda la película al hombro y se nota que el papel tiene una importancia enorme para el actor, ya que experimenta una de esas transformaciones físicas que -curiosamente- suelen coincidir con sus mejores trabajos.

Pero no se queda solo en eso. El actor consigue comunicarnos con claridad y profundidad emocional cada una de las expresiones que componen su derrotero. Su partenaire, Edgar Ramírez, no desentona dando vida a un geólogo que es el sobrio ying del iracundo yang que es el personaje de McConaughey. En un lejano tercer lugar tenemos la breve (aunque suficientemente lograda) labor de Bryce Dallas Howard como la esposa del protagonista.

Conclusión:
El Poder de la Ambición es una de esas películas donde se puede disfrutar el camino tan cuestionable como desesperado de un hombre por conseguir el éxito. El carisma interpretativo es lo que sostiene un guión adecuado y con un personaje atractivo. No obstante, las intensas subidas y bajadas de la historia, aunque ayudan al interés del espectador, pueden ser el arma de doble filo que contribuya a su percepción como densa.