El planeta de los simios: La guerra

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Volver al futuro

Esta última entrega de lo que terminaría, hasta ahora, de conformar una trilogía en la que ésta es claramente una “precuela”, es un filme que rotundamente pagará sus dividendos, hay una cuestión impositiva y es que es por mucho lo mejor que se haya realizado con esta franquicia de los últimos años.
Se podría decir que está rubricado con nombre y apellido, hay un responsable inscripto y es Matt Reeves, su director. Pero en este caso funciona no sólo desde la técnica, por el contrario hay una conjunción de todas las áreas que dan cuenta de su bonomia desde el guión, las palabras justas, la estructura del relato, por momentos da la sensación de una maravillosa “road movie”, con un viaje exterior por parte de su personaje principal y sus acompañantes, haciendo gala de un gran homenaje al western, en principio, y luego la otra variable de un viaje hacia el interior del mismo personaje en derivación al genero bélico.
En este punto son muy notable las referencias al film de Francis Ford Coppolla “Apocalipsis Now” (1979), y no sólo en su protagonista César (Andy Sarkis), que va en busca del asesino de su familia en pos de una venganza, sino de quien será su antagonista principal, el mismísimo Coronel (Woody Harrelson) quien constituye su personaje en clara correspondencia especular con el recordado Coronel Kurtz interpretado por el inigualable Marlon Brando en la nombrada “Apocalipsis Now”.
Los tiempos, en tanto desarrollo de la cinta, dan cuenta de una cuidada escritura, nada queda al azar, incluyendo algunos personajes que son reconocibles y recordados Maurice, Cornelius o la misma Nova, acá siendo sólo una niña, para luego aparecer en la primera “El planeta de los simios” (1968), dirigida por Franklin J. Shaffner, con Charlton Heston como intérprete casi exclusivo.
Sólo podría señalar que por momentos en esta que nos convoca hoy, algunas escenas se repiten sin agregar demasiado, no aburre pero lentifica el proceso narrativo y lo alarga.
Para sostener todo el entramado aparece en primer lugar la banda sonora de Michael Giacchino que tiene una artesanía imprescindible. Buena parte de la película está centrada en gestos, paisajes, momentos de reflexión, detalles, la música es empática y creadora de climas casi de manera simultanea, acompañando el despliegue de los personajes en tanto actanciales, la construcción, temperamento e idiosincrasia de los mismos, en tanto caracteres, sumado a las escenas de batallas de muy buena factura, y las pausas necesaria para dar cuenta del relato y sus motivaciones.
Claro que la dirección de arte hace más que un aporte, es fundamental, centrándose en la fotografía para las sensaciones que promueve el filme visualmente muy bello.
Contando en su haber con muy buenas actuaciones se destacan los principales, pero también habría que nombrar para ser justos a Steve Zahn (Bad Ape), Karin Konoval (Maurice) y Amia Miller (Nova). Es así que los matices más humanos aparecen en los personajes de los simios, dejando la rigidez, casi fanatismo, en los personajes “Homo Sapiens”, lo que podría entenderse como un claro y respetuoso homenaje a nuestros antecesores en la cadena de la evolución según Charles Darwin, claro. Y si hay un claro responsable inscripto es por que patentemente toda la producción es un tributo al simio, o sea es monotributista.
Alguien tenía que hacerlo.
(*) Realización de Robert Zemeckis, de 1985.