El planeta de los simios: Confrontación

Crítica de Marina Scardaccione - Función Agotada

Nunca me atrajo la idea de simios humanoides. Esto de antropomorfizar a los animales se me hace bastante chabacano. Se me vienen a la mente caballos que hablan onda Mr.Ed, Remy de Ratatouille o Babe, el Chanchito Valiente. Deprimentes y de mal gusto. Así que nunca esperé nada de El Planeta de los Simios: (R)Evolución (Rise of the Planet of the Apes) y muchas menos expectativas tenía respecto a una secuela. Pero el amigo Matt Reeves (Cloverfield) me la mandó a guardar fuerte con su imponente El Planeta de los Simios: Confrontación (Dawn of the Planet of the Apes).

El_Planeta_de_los_Simios_Confrontacion_EntradaLa película transcurre en San Francisco, unos 10 años después de la anterior. En este tiempo, un virus simio liquidó a una gran parte de la población humana. Los pocos sobrevivientes son liderados por Dreyfus (Gary Oldman) y ¡oops! se están quedando sin energía y necesitan resucitar una represa eléctrica que se encuentra al norte de la ciudad, en pleno territorio simio. A esta altura del partido, los monos no andan boludenado por las ramitas, sino que viven en una comunidad organizada donde los más pequeños son educados y los más grandes abastecen al resto, bajo el liderazgo de Caesar (Andy Serkis). Cuando una expedición encabezada por Malcolm (Jason Clarke), su hijo Alexander (Kobi Smit-MchPee), su novia Ellie, (Keri Russell), y un ex policía llamado Carver (Kirk Acevedo) se adentran en el bosque, ambos grupos se encuentran y comienza esta confrontación.

La película está bastante buena. Matt Reeves, la gente de Weta Digital y The Imaginarium hicieron magia: los movimientos y gestos de los monos, las arruguitas alrededor de los ojos, las texturas, los detalles de sus manos, son superiores. Caesar, interpretado por el capo de Andy Serkis (aka Gollum), la rompe. Y no por cuán real y espectacular es verlo trepando por los árboles, montando a caballo o peleando contra un oso, sino por esos momentos en los que está quieto, cuando la cámara acorta y cierra el plano, por sus expresiones faciales, la potencia de sus ojos y su presencia: una comunión entre tecnología y actuación pocas veces vista.

Caesar, interpretado por el capo de Andy Serkis (aka Gollum), la rompe.

Reeves junto a los guionistas Mark Bomback, Rick Jaffa y Amanda Silver, además de presentarnos estos espectaculares efectos y escenarios, contar con un excelente protagonista, haber logrado un muy buen balance entre escenas de acción y escenas más íntimas, consiguieron apelar a la inteligencia y sensibilidad del espectador sin ser simplistas. En Confrontación no se nos presenta un mundo donde todo es blanco o negro, bueno o malo, dónde un grupo tienen la razón y los otros están equivocados; de hecho, hay tanto extremistas (Carver y Koba) como personajes que todavía creen en la existencia de una tregua entre ambas especies (Caesar, Malcolm), y algunos que se ubican en el medio (Dreyfus). La película explora estas diferentes posturas, los grises, la delgada línea entre la diplomacia y la guerra, la fragilidad de la paz y la armonía de una comunidad cuando se siente amenazada por la existencia de otra y toma una posición de disconformidad con respecto a la posesión de armas: la existencia de éstas provoca miedo, desconfianza y violencia ¿qué pasa cuando las armas caen en manos equivocadas?

El Planeta de los Simios: Confrontación supera a su predecesora, cumpliendo con la cuota de batalla –atención a la secuencia en subjetiva de 360º de un simio tomada desde un tanque de guerra – y exponiendo un interesante comentario social. Nada mal para un film que podría haber sido concebido como un hit de verano (en yankilandia) para levantar guita con pala. Miguelito Bahía aka Michael Bay, agarrate, que estos te saquean la taquilla.