El peso del talento

Crítica de Carolina Sanguineri - Sin Intervalos

Llega a la gran pantalla “El Peso Del Talento”, en donde Nicholas Cage se viste de sí mismo para volver a intentar conquistarnos.

Nick Cage ha llegado a lo que siente como un punto cúlmine en su carrera, en donde su éxito pasado lo presiona a seguir consiguiendo conquistas laborales y no dejar que su fama se esfume. Cage se esfuerza en que su relevancia no desaparezca, pero se le complica equilibrar esa lucha con una vida familiar sana, o una relación recíproca con su hija. Por otro lado, su agente (Neil Patrick Harris) sigue buscándole trabajo para saldar deudas que su estilo de vida le generó. Una de las propuestas que surgen es una contratación para ir al cumpleaños de un excéntrico millonario (Pedro Pascal), ferviente fanático del actor. La necesidad tiene cara de hereje, así que Cage acepta a regañadientes, desencadenando toda una situación inesperada… que cambiará la vida de ambos.

Pocas veces se ve una película con guion tan ingenioso: es impecable. Mezcla y entrelaza dos líneas narrativas, una tranquila y comédica, que está firmemente enlazada con la gigantesca química que los protagonistas comparten, y otra más dinámica, en donde las cosas “peligrosas” de acción suceden y el film progresa de una forma mucho más cinematográfica, generando momentos dignos del “Nicolas Cage épico” que todos conocemos. Ambas corrientes, combinadas, nos brindan momentos de contraste, complementándose entre sí, y dando a los espectadores tanto inmersión, empatía, como también espacio para observar desde afuera. Lo único que podría objetarse es la presencia de diálogos un poco cliché o predecibles, pero hay tantos impredecibles, que hasta podría decirse que brinda estabilidad al público poder anticiparse algunos. La trama es casi consciente de sí misma y eso hace que surja hasta complicidad con el público.

La interpretación de los actores es súper dinámica y se potencian entre sí, ya que la química que comparten, reitero, es realmente impresionante. El acento de Pascal entretiene por sí solo, además de, por supuesto, volver a su personaje una fuerza atractiva y suave, totalmente opuesta a la energía explosiva y “todo o nada” de Cage. Este, por otro lado, es una estrella y lo demuestra sin falsas humildades, aunque, sin embargo, logra hacer, a través del humor, una autocrítica, si se quiere, de él mismo, y por extensión, a los actores famosos de la industria.

Lo visual se vuelve muy interesante gracias a las locaciones bellas seleccionadas para algunas tomas, así que pulgares arriba para la producción. Sin embargo, se desaprovecha un poco por momentos. Por otro lado, la dirección de arte merece una mención especial, ya que vuelve especiales a ciertos objetos inanimados relevantes para la trama y graciosos en sí mismos. La versión joven del protagonista, rejuvenecido digitalmente, se asemeja mucho al Nicolas Cage de antaño, y aunque es un poco perturbadora, le añade gracia, en vez de distraer, cosa que es difícil de lograr cuando de retoques digitales se trata.

Una película imperdible, llena de referencias a la extensa carrera de Cage, que recomiendo ampliamente. Para ser sincera, hace varios años que no me río a carcajadas en el cine como me reí con “El Peso Del Talento”. ¡Cita obligada de este finde!

Por Carole Sang