El peso de la ley

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

Justicia con mala pata

La Justicia parece no estar a la altura del mundo de los justos. Y si los involucrados son de la Argentina, mucho peor. Basado en un caso real que supo despertar polémicas y burlas en el Tribunal de Mar del Plata, Fernán Mirás bebió de esa historia para componer su debut como director. Y pese a que la película tiene buenos momentos y otros no tan logrados, goza de los atributos suficientes como para disfrutarla en el cine. Es la historia de Gloria Soriano (Barrientos), una abogada que ostenta un récord difícil de empardar: en toda su carrera jamás le tocó defender a un inocente. Quizá por eso está ante una crisis vocacional y enfrenta un hastío tan lúgubre como su oficina, tapada de expedientes. Hasta que un día encuentra un caso que la despierta. Incluso la invita a investigar y caminar las calles de un pueblo perdido, pese a una renguera crónica que funciona como metáfora de la mala pata de la Justicia. Pero se topará con obstáculos difíciles de saltar. Primero la fiscal Rivas (Onetto), que no es otra que esa profesora que admiraba, y que hasta le dio el título al rendir su último materia en la facultad. Pero ahora es detestable, y sólo le interesa ascender a jueza, para lo que deberá contar con el guiño de un juez (Grandinetti), que también tiene algún muerto en el placard. Mirás, que también compone un personaje además de coescribir el guión y dirigir, modeló una película de actores. El trío protagónico es impecable. Barrientos, Grandinetti y Onetto funcionan a la perfección como un bloque homogéneo de alto vuelo. A la película le falta dinámica en la primera mitad y tiene discursos demasiado cerraditos, lo que por momentos es un golazo y por otros atenta contra la frescura de la propuesta. Pese a esto, es un buen debut de Fernán Mirás tras las cámaras.