El peso de la ley

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Justicia renga

Un más que oportuno debut para el actor Fernán Mirás en su ópera prima El peso de la Ley, cuenta con el protagonismo de Paola Barrientos en el rol de una abogada, desencantada del sistema judicial y que acepta -como lo hace habitualmente- hacerse cargo de la defensa de un presunto culpable acusado de la violación de un discapacitado mental en un remoto pueblo paradójicamente llamado Escondido. Refleja los aciertos de una trama bien elaborada -guión de Fernán Miras y Roberto Gispert- que aborda el tópico de la injusticia como hilo conductor.

Si hay un problema acuciante en la Argentina desde hace décadas y más allá de los colores políticos que enchastren la fachada del Palacio de Justicia de aquí en adelante, sin lugar a dudas la falta de justicia en todos los órdenes es la respuesta más adecuada. Desde ese sentido, lo social se acomoda en el primer peldaño como el escenario donde la injusticia se respira a cada segundo, pero si a eso le sumamos un sistema institucional colapsado, un poder judicial nada independiente y donde la burocracia reina mientras el ego de muchos funcionarios es más grande que la catarata de expedientes apolillados en dependencias estatales, no parece existir solución alguna.

Ahora bien, cuando se baja al llano, cuando se sale de la retórica hueca sobre el estado calamitoso de la “justicia”, aparecen miles de historias como la elegida por Fernán Mirás capaces de contener todos los casilleros de un complejo diagrama de pequeñas injusticias como el que atraviesa el relato donde el presunto culpable podría ser en realidad inocente; donde lo que menos importa es la verdad de un hecho, sino la forma de ocultar esa verdad con argucias y falsedades cuando la balanza inclina siempre para el mismo lugar.

La imagen conocida de la señora de ojos vendados y muda encuentra un paralelismo algo inocente pero no por ello menos significativo en el personaje de Manfredo Doméstico, en la piel de Fernán Mirás, quien no habla durante todo el film y es el pívot de la historia. El factor desencadenante de la acusación de uno de sus vecinos (Daniel Lambertini) de haberlo sometido a un acto sexual aprovechándose de su discapacidad ubica a la supuesta víctima -que nadie escucha- en el centro, mientras en la periferia la abogada defensora cojea contra la corriente. Es realmente notorio el desempeño de Paola Barrientos que hace de su trajinar cotidiano, doloroso por su afección física no sólo una herramienta eficaz para su actuación, sino simbólica por su falta de recursos y desigualdades ante una fiscal (María Onetto) interesada por sus aspiraciones personales más que por su tarea.

Cierto costumbrismo aporta a este drama judicial, despojado de los cánones de las películas con juicios y acusaciones a las que estamos acostumbrados, una paleta de colores que ante tanta oscuridad rescata detalles y procura escapar de la dialéctica de buenos contra malos, aunque es más que obvio de qué lado se focaliza y sobre qué se focaliza.

El Peso de la Ley aborda las aristas invisibles de esa palabra tan grande como Justicia, a la vez que tan pequeña a la hora de ejercerla al menos con honestidad.