El peso de la ley

Crítica de Micaela Robles - Cuatro Bastardos

El Peso de la ley: La realidad de la justicia argentina
“El peso de la ley”, la ópera prima de Fernán Mirás, llega a todos los cines nacionales este jueves 23 de marzo. Si querés saber la triste realidad del manejo de la justicia argentina, no te podés perder esta película.
El film relata la historia de Gloria Soriano, una abogada perseverante y obstinada que deberá defender a un acusado de violación condenado a 12 años de prisión, el “Gringo”, caso que pondrá en peligro su profesión y su futuro. Sin embargo, ella comienza a dudar del entorno y sus convicciones luego de comprender las relaciones sospechosas entre el juez, fiscal y testigos de la causa, quienes buscarán impedir que se conozca la realidad del caso: la inocencia del acusado.
Sumado a ese panorama, ella todavía recuerda la voz de la corrupta fiscal, cuando fue su profesora en la universidad, que decía: “La justicia existe sólo si se puede probar”; por lo tanto, la abogada hará todo a su alcance y más por comprobar la inocencia de su cliente, cada vez más desdibujada en el país y desvirtuada, ya que el sistema legal se aprovecha de las personas de humilde situación que no pueden defenderse ante semejante burocracia.
La película tiene un gran elenco, formado por Paola Barrientos, Maria Onetto, Darío Grandinetti, Fernán Mirás, Jorgelina Aruzzi, Darío Barassi, Daniel Lambertini, Daniel La Rosa, Sebastián Rosso y Julio Feld.
Además la película, filmada en Necochea, Mar del Plata y Recoleta, está edificada a partir de ciertas bases que la sostienen. Entre ellos, una de las principales fue el turbio manejo de la justicia argentina, la corrupción que afecta los juicios y atentan sin ningún pudor contra la gente más humilde y de baja clase social.
La fiscal asegura en el comienzo de la trama que “La materia con la que trabajamos (los integrantes del sistema judicial) son los seres humanos”; Sin embargo, el mismo personaje revelará más adelante su verdadera honestidad con una pregunta contundente: “¿Cómo crees que se nombra a un juez?”, haciendo referencia al acomodo que ella había hecho para darle ese título.
Otro eje principal fue la insistencia incansable de la abogada, Gloria Soriano, que lucha por demostrar la inocencia de su acusado, aunque no tenga las de ganar. En ese camino, se puede observar la desesperación e impotencia que genera ir en contra de la corriente, de toda la red establecida que se encubre entre sí para evitar demostrar la verdad.
Incluso, cuando su mismo secretario le dijo a la abogada que se rinda, ella siguió por demostrar que no hay que bajar los brazos jamás, y mucho menos cuando está en juego la vida de una persona en un caso, siempre con su lema siempre latente: “Todos somos inocentes hasta que se demuestra lo contrario”. Sin embargo, en un momento de la película, ella parece no poder más y aclara: “Lo realmente difícil es defender a un inocente y no poder probarlo, che”.
Por ejemplo, esa tristeza puede observarse en un plano nadir realizado en dos momentos: en el comienzo, en el ascensor, cuando ella mira al techo rendida y pensando en que no podía seguir, y en la mitad de la película, cuando ella cae en el bosque, y mira a los árboles desde el piso, donde demuestra estar perdida y derrotada otra vez, pero no definitivamente.
Incluso en otro momento, puede observarse un plano desde atrás de ella subiendo a un autobús, en donde se ve el tapado sucio, que refleja el esfuerzo constante e incansable en el caso.
Otra base del film fue el contraste generado por el director entre la ciudad y el campo. Mirás quiso mostrar las diferencias que la sociedad genera entre sí y lo establecido para cada segmento social, cuando en realidad no todo es lo que parece: las personas humildes muchas veces son las más honestas y, aunque sean absorbidos por una burocracia, y muchos se callen por miedo, otros no dejarán que se distorsione la verdad.
Otra base de la película fue la discriminación a la mujer en algunas profesiones. Esta puede verse reflejada en el momento en que la abogada va a hablar con el “Gringo”, para representar su caso, y el acusado pregunta: “¿No hay un hombre? ¿Cómo me va a defender una mujer si soy hombre? Renga de mierda”, a lo que ella responde: “Ese es mi nombre desde que me recibí”, es decir, que está acostumbrada a los insultos cuando ella en realidad sólo busca defenderlos y hacer justicia.
Por último, una cuestión que se puede observar en el film es la ambigüedad del personaje de “Manfredo”, interpretado por Fernán Mirás; cuando el espectador cree que él vive inmerso en la pobreza, tristeza y miedo, no se rendirá y cumplirá un papel clave en el descubrimiento de la verdad.
Todas estas cuestiones reflejan la excelente profundidad de la trama y del guión. Además, hubo una buena elección de la música en el film instrumental, hasta incluso parece alegre por momentos, que representa el “circo” que es la justicia nacional y cómo se burla de los inocentes según su conveniencia. También, está elegida intencionalmente ya que la película tiene tintes de comedia que descontracturan al espectador entre tanto caos.
En fin, la película demuestra, por más irónico que suene, que injusta es la justicia, aspecto bien logrado por Fernán Mirás, e invita a los espectadores el 23 de marzo a que reflexionen sobre ello.