El peso de la ley

Crítica de Daniel Lighterman - Visión del cine

Un caso real enmarcado en los tiempos previos a la vuelta a la democracia, es la clave sobre la que Fernán Mirás presenta su opera prima como director: El peso de la ley, una acertada apuesta que logra enredarse en los vericuetos del sistema judicial argentino sin dejar de entretener al espectador.
Gloria es una abogada que ejerce su vocación de defensora desde las oficinas más recónditas de un juzgado penal, en un sistema judicial totalmente abarrotado por el papeleo, la sobrecarga de trabajo y la impersonalidad de los expedientes que atienden. Por ciertos vericuetos del destino acapara su interés un caso de violación en un pueblo lejano y olvidado cuya investigación le parece, cuanto menos, vaga. Al encontrar que la fiscal pide una pena excesiva sin argumentaciones válidas, decide ponerse a investigar. Ahí conoce a Manfredo y el Gringo -los dos protagonistas reales de la historia-, quienes, desde la marginalidad de su lugar en la sociedad, se ven coartados en sus derechos, opiniones y voluntades, y es ahí cuando Gloria decide llevar hasta las últimas consecuencias la investigación del caso.

El peso de la ley toma este caso real y tiene el gran acierto de transformarlo en un hecho mucho más cinematográfico que el clásico drama de corte legal. La película logra, al mismo tiempo que cuenta la historia y hace una dura crítica al sistema judicial de nuestro país, hacer una apuesta cinematográfica contundente, mezclando el género de comedia y el drama judicial y agregando la impronta contemplativa tan característica del cine de nuestro país.

En este difícil camino del cambio de géneros y ritmos se mueve un elenco encabezado por Paola Barrientos, quien encarna a Gloria, que transita el espectro de lo tragicómico de su personaje a lo dramático de la realidad que observa, sintiéndose imposibilitada de ayudar. Su contraparte, la fiscal del caso, es interpretada por María Onetto, otro genial personaje que deambula entre el código de actuación casi grotesco en la comedia y con monólogos de alto dramatismo cuando así lo exige la trama. También destacan desde lo actoral Daniel Lambertini como el Gringo y el propio Mirás en el papel de Manfredo. Ambos logran encontrar en sus personajes una química diferente a la que usualmente se ve en la pantalla, con un tono de realismo conmovedor.

Atrapante y angustiante, El peso de la ley es un muy buen producto cinematográfico que logra combinar el cine de género con lo autoral, sin que su ritmo decaiga y logrando que el espectador se entretenga a lo largo de toda la trama. Muy recomendable estreno para no dejar pasar.