El perro que no calla

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

La directora de «Sueño Florianópolis» y «Una Novia Errante» nos trae su más reciente trabajo, el cual se distancia un poco de su obra previa, pero en el cual podemos ver algunas dosis de su ingenio característico.

La actriz y directora Ana Katz decidió, con su presente película, salir de la zona de confort con un drama que aglutina elementos de ciencia ficción y algunas cuestiones del absurdo para hacer su propia crítica a la sociedad moderna, y al mismo tiempo otorgar una profunda mirada existencialista sobre el ser humano y su continua capacidad de adaptación a distintos escenarios, así como también a la imprevisibilidad de la vida.

El largometraje inicia con Sebastián (Daniel Katz), un treintañero que es abordado por sus vecinos, los cuales lo presionan para que haga algo con su perro, el cual no para de llorar cuando se va a trabajar. El joven decide llevarse su mascota al trabajo, pero es despedido prontamente. Ahí es cuando inicia un camino sinuoso que estará atravesado por varios trabajos temporales disímiles que sacan a Sebastián de su estado de comodidad para arrancar una vida nueva. Una vida que lo llevará a nuevos caminos vinculados con el amor, pero también a transformaciones más drásticas como por ejemplo una pandemia global producto del impacto de un meteorito.

En tan solo 73 minutos, Ana Katz nos hace atravesar un montón de estadios y emociones, análogas a lo que atraviesa el protagonista, arrancando varias películas dentro de la misma. Esto a veces puede jugar un poco en contra, haciendo que el tono del film no sea del todo armónico por momentos. No obstante, a la directora se la nota más cómoda cuando el relato entra en contacto con el humor y el absurdo, más que con el drama, gracias al compromiso de Daniel Katz, y las pequeñas pero inspiradas participaciones de Valeria Lois, Carlos Portaluppi y Julieta Zylberberg. Es ahí también cuando el film comienza a cobrar vuelo.

El relato fue filmado durante un período de casi tres años, y no se siente arbitraria la decisión de mezclar géneros e incluso dar giros drásticos en el camino del protagonista, así como tampoco resulta caprichosa la elección del blanco y negro (el cual se nota muy cuidado incluso cuando participaron cinco directores de fotografía durante la realización del largometraje) sino más bien como una oportunidad para experimentar y arriesgarse, mezclando diversas narrativas e ideas que inviten a reflexionar al espectador.

«El Perro que no Calla» es una película interesante e hipnótica de la realizadora de «Mi Amiga del Parque». Un film que pese algunos desajustes narrativos logra sobreponerse por su protagonista, la habilidad de comedia que rodea ciertos pasajes del relato en los que el film deja de lado esa solemnidad reflexiva y existencialista y saca a relucir el costado de Katz donde más puede brillar y demostrar su pericia como narradora. Por otro lado, su lado más absurdo logra resonar debido a su parecido con la realidad actual en ciertos aspectos y eso también le juega a favor. Una experiencia extraña y seductora a la vez.