El pasado

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Excelente drama con actuaciones notables

Bastaría con decir que esta película es de Asghar Farhadi, el autor de "Nadir y Simin, una separación". Excelente observador de la naturaleza humana, de las complejidades de cualquier relación, observador también de la capacidad de comprensión, empatía y reflexión del público, puestista minucioso, enorme director de actores. Pero eso no basta. Ahora corresponde agregar que no sólo hace piezas buenas en terreno propio, sino también en tierra ajena.

La mayoría del elenco es de origen iraní como él, eso es cierto, pero Berenice Bejo es franco-argentina y la nena Jeanne Jestin y la adolescente Pauline Burlet son francesas, él no sabe su idioma ni ellas entienden farsi, y sin embargo las dirigió de tal modo que las hace brillar en cada escena, y Bejo hasta se ganó el premio a mejor actriz en Cannes con esta película. Que encima tiene una fuerte carga emocional y unas cuantas vueltas argumentales.

Empieza fácil, despacio, y de a poco, inexorablemente, se va complicando. Un hombre vuelve al país de su ex mujer, para cumplir con el pedido de divorcio. Están de acuerdo. Pero hay algo raro, porque en vez de reservarle un hotel ella lo lleva de nuevo a la casa que fuera de ambos. ¿Qué quiere mostrarle? No precisamente el paraíso, porque ella ya tiene otro y el hijo de ese otro es un chico realmente sacado, insoportable. ¿Por qué está así? La hija adolescente, la mayor, no quiere saber nada con los nuevos, y explica sus razones: el tipo sigue casado, su mujer sigue viva. Pero en coma. Por intento de divorcio. Al enterarse de los amoríos del marido. Esas son sus razones. Pero atención: cada uno de los otros también tiene las suyas, y si la mujer se enteró es porque alguien se lo dijo. ¿Con qué finalidad?

Se dice que en el fracaso de una relación nunca hay un solo culpable. Y en esta historia cada uno de los adultos, o semiadultos, carga con sus responsabilidades. Farhadi no dicta sentencia, sólo muestra cómo funciona a veces el corazón humano. O parte del cerebro, digamos. El enredo dramático está bien hecho, aunque por ahí se estira un poquito con nuevos aportes (como en la anterior, cuando todo parece encarrilado, el personal en situación de dependencia suele agregar complicaciones). Caracteres y situaciones son realmente creíbles. Y las actuaciones son notables.

Aparte de Bejo, en un papel algo antipático, se destacan particularmente el niño Elyes Aguis, debutante, y la chica Burlet. Los varones son Alí Mosaffa, en rol de recién llegado, y Tahar Rahim, el franco-iraní protagonista del drama carcelario "Un profeta". Y el director de fotografía es conocido nuestro: Mahmoud Kalari, ganador de Mar del Plata 1997 como realizador del lírico cuento de ancianos "La nube y el sol radiante", y frustrado director de "Danza con los sueños", coproducción argento-iraní que empezó a filmar aquí en 2001 con todo entusiasmo hasta que alguien le esfumó el argento. Pero ésa es otra historia.