El paraíso

Crítica de Ignacio Dunand - El Destape

Historia animada de un romance maldito y violento

La película de Fernando Sirianni y Federico Breser cuenta con un riquísimo elenco de voces comandado por Norma Aleandro, Nicolás Furtado y Maite Lanata.

Rosario 1926. Magdalena y Anna Scilko arriban a Rosario desde Polonia con la promesa de un nuevo futuro. Engañadas, caen en manos de los Abramov, una organización criminal que maneja la red de prostitución más grande de la ciudad. Así comienza El Paraíso, una película de animación para adultos dirigida por Fernando Sirianni y Federico Breser que no escatima en violencia, muertes y un relato sólido en torno a las clásicas disputas mafiosas con final trágico anunciado.

El Paraíso es la historia de amor maldito entre Ian Abramov (Nicolás Furtado), joven miembro del grupo criminal la "Chicago Argentina" atormentado por el asesinato de su padre frente a sus ojos y ciego de ira por ello, y Magdalena Scilko (Norma Aleandro en su ancianidad y Maite Lanata en su juventud), que cae en la red de trata y logra escapar, permitiéndose contar su historia de supervivencia -para dejar testimonio de lo ocurrido antes de su partida- a un periodista (Ernesto Larrese). La cinta, que a su vez está basada en la serie Tierra de rufianes, es de narrativa ágil y descarnada, con elementos del cine noir y un grado no invasivo de melodrama.

El Paraíso es una película que va por carriles esperados, sin sorpresas y apelando a algunos eficaces lugares comunes, bien usados para potenciar el drama en las escenas más fuertes. La animación es, por momentos, un tanto defectuosa (pareciese que los personajes se mueven en cámara lenta) y eso habla de las deudas pendientes del cine nacional en torno a los proyectos de este tipo que, en este caso puntual, son muy rescatables. La rebeldía estructural yace en el armado de cada uno de los personajes, llenos de matices y con arcos muy atractivos de seguir.

Una producción de estas dimensiones -y en una industria nacional que suele relegar lo animado por cierto temor o tabú- siempre es motivo de interés, y cuando detrás de eso hay una buena historia que merece ser contada la magia sucede. Véala en un cine, pero no se deje engañar por los dibujitos y tenga el decoro de no llevar menores de edad a la sala (o hágalo a conciencia).