El pampero

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

"El pampero", un viaje al interior

Fernando no atiende un llamado de su hijo, se sube a un velero y viaja sin rumbo por tiempo indeterminado. En medio del delta escucha un ruido en la cabina y descubre que hay una tripulante a bordo que nadie la invitó. Y encima está manchada de sangre. Matías Lucchesi configuró un relato con la misma esencia iniciática de "Ciencias naturales", su ópera prima, y armó una película pequeña y a la vez potente. Se trata del típico filme en el que el rol de los actores es más valioso que la trama en sí. Con la soledad como punto en común en todos los personajes, la joven desesperada (Pilar Gamboa) buscará amparo y protección en este conflictuado viajero (Julio Chávez), que padece una enfermedad terminal de la que no da detalles. En el camino, el tercero en discordia será Mario (César Troncoso), un oficial de la Prefectura que no sabe qué hacer con su tiempo libre y se le ocurre poner en la belleza de esta joven su oscuro objeto del deseo. En el medio de la tormenta ocasionada por un viento Pampero, Fernando se enfrentará a Mario, como quien batalla contra el Poder, y decidirá casi azarosamente un nuevo destino en su viaje. La película tiene muchos silencios, quizá demasiados, pero paradójicamente en el vínculo entre los tres protagonistas todo queda más que explícito.