El país de las últimas cosas

Crítica de Ester Agunin - Cine Argentino Hoy

Crítica a “El País de las Últimas Cosas”
En el marco del Festival de Mar del Plata, la película de Chomski se estrenó en la Selección Oficial Fuera de Competencia
Agustina Erquiaga Hace 1 semana 0 46
El País de las últimas cosas es la nueva película de Alejandro Chomski basado en el exitoso libro de Paul Auster, y presentado en el Festival de Cine de Mar del Plata, que logra transformar a la ciudad de Buenos Aires en el catastrófico mundo que Auster creó.

Anna Blume es una joven que viaja para encontrar a su hermano desaparecido. Relata en una carta a su novio, enviada desde una ciudad sin nombre, lo que sucede en “El país de las últimas cosas, y describe una tierra en la que la búsqueda de la muerte ha reemplazado a los avatares y negocios de la vida. En el transcurso, conocerá y se enamorará de Sam, un periodista extranjero que busca salvar la mayor cantidad de información de la cultura del lugar.

Luego de llevar al cine la novela de Adolfo Bioy Casares, Alejandro Chomski se sumerge en un desafío: adaptar la novela de ciencia ficción que Paul Auster publicó en 1987 a la pantalla grande. Hace 15 años, cuando el director y el escritor se conocieron, decidieron que la realizarían en el país. En el 35° Festival de Mar del Plata, lograron estrenarla, convirtiendo a la ciudad de Buenos Aires en un espacio caótico irreconocible.

El director de fotografía, con planos muy originales y dinámicos, junto con la escenografía propuesta por arte crearon un mundo en blanco y negro donde la esperanza y la vida desapareció, excepto para la protagonista. Todo en la película indica que gobierna el miedo, la tristeza y soledad; pero los momentos de sueños de Anna, donde predomina nuevamente el color, hacen que despiertes esa chispa de fe de que todo va a estar bien. Jazmín Diz, Christopher Von Uckermann y María de Medeiros aportan con sus actuaciones a la historia para que atraviese la pantalla hasta llegar al espectador.

El film de ficción estrenado en el Festival logra transformar a la ciudad en un catastrófico mundo, y provoca sentimientos encontrados entre la esperanza y rendición. Acompañando a Anna en todo momento, el espectador se conecta con los actores y la historia para ser parte de la misma e intentar buscar una solución al problema.