El padre de mis hijos

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

La pasión del devenir

La última película de la directora francesa Mia Hansen-Love, El Padre de mis Hijos (Le père de mes enfants, 2009) se centra en la figura de un productor de cine independiente interpretado por Louis-Do de Lencquesaing. A través de este personaje, se van configurando distintas acepciones acerca del trabajo, la pasión por el cine y la familia.

El productor de cine Grégoire Canvel (Louis-Do de Lencquesaing) tiene un trabajo que lo apasiona. Su productora, Moon Films, ha contraído demasiadas deudas y tambalea., pero Grégoire quiere seguir para adelante cueste lo que cueste. Un día, no tiene más remedio que enfrentarse a la realidad, y su mujer e hijos asumirán las consecuencias de sus actos.

Con una visión radical, la directora aborda el conflicto de este productor que realmente existió y que fue Humbert Balsan, responsable de Intervención Divina (Divine Intervention, 2002), entre otras. Pero lejos de ser una biografía, la película describe los sucesos que ocasionaron la debacle de la productora y las consecuencias en el productor y su familia. Esto está logrado mediante la distancia necesaria que toma Mia Hansen-Love de sus criaturas, jamás buscando una empatía hacia ellas por el espectador. Con este tratamiento aséptico de los conflictos, la realizadora francesa evita juzgar exigiendo un espectador activo que reflexione sobre lo expuesto.

Otra noción fílmica que siembra El Padre de mis Hijos es la transmisión de sensaciones a partir de los climas generados. No hay una narración con progresión dramática que lleve a ciertas conclusiones inevitables, es justamente todo lo contrario, aquello que no se dice, pero que se muestra repetida –y repentinamente- es lo que origina la tensión y angustia en la platea.

Y en este aspecto la película sorprende. Sorprende en su intención de no mostrar las causas sino las consecuencias que dejaron al productor y su familia el derrumbe de la productora, y con ella del cine independiente como insinuación ya que, como venimos diciendo, la película no dice sino muestra, describe y las conclusiones quedarán en manos del espectador.

Allí radica la inteligencia del film, dejando paso al devenir por sobre el decir. El Padre de mis Hijos pareciera estar detenido por momentos narrativamente, pero en ese “no sucede nada” el mundo se desmorona para una familia que a la vez debe continuar con su vida. Como en los grandes filmes independientes, el tiempo transcurre y es, en ese transcurrir, donde se aprecian las sensaciones que el cine puede dejarnos.