El otro hijo

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Orgullo y prejuicio

El otro hijo, film de la francesa Lorraine Lévy, puede leerse como un alegato profundo sobre la tolerancia y la alteridad. La conflictiva relación entre árabes e israelíes; las fronteras culturales y las del prejuicio religioso o de raza, se encuentran atravesadas tangencialmente desde una indagación o interpelación inteligente bajo el pretexto de un drama que aqueja a dos familias muy diferentes pero que comparten en común un mismo dolor: el intercambio accidental de sus hijos al nacer.

Basta que un estudio de sangre arroje luz sobre el potencial conflicto para la protagonista de este film, interpretada sobriamente por la actriz y directora Emmanuelle Devos, quien al obtener los resultados de las evaluaciones para que su hijo Joseph (Jules Sitruk) ingrese al ejército israelí descubre que él tiene un grupo sanguíneo diferente al de ella y su esposo militar.

Zanjada la duda en medio de la turbulenta revelación, que ya de por sí le genera un conflicto extra con su pareja tras la sospecha de infidelidad, todo revela que en el pasado existió una situación desafortunada en plena guerra del Golfo donde por error entregaron su hijo biológico a otra madre mientras que a ella le dieron al bebé de aquella.

A partir de ese instante, la necesidad de ambas mujeres de conocerse y así poder acercarse en un vínculo a sus respectivos hijos Joseph y Yacine (Mehdi Dehbi) es más fuerte que el prejuicio y la negación de sus esposos, quienes ven desde un orgullo estéril la necesidad de preservación de la familia y los lazos parentales por encima de cualquier carencia afectiva o de búsqueda genuina de la identidad.

Para esta etapa de descubrimiento del otro y alejada de la rigidez de los adultos, el film adopta los puntos de vista de los hijos, uno palestino y otro judío, dispuestos a superar las barreras de la tradición y fieles a las concepciones modernas que vuelven a definir y a poner en el tapete de la polémica que no hay tantas diferencias como se pretende bajo los discursos reaccionarios desde una y otra parte.