El otro hermano

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

La codicia antes que la vida

Pasaron dos décadas del "boom" de "Pizza, birra, faso" y no es descabellado decir que Israel Adrián Caetano construyó un prestigio que supera incluso la calidad real de sus películas. Porque si bien aquella lo ponía en el top five del Nuevo Cine Argentino, defendió esa credencial con "Un oso rojo", ya que derrapó con "Francia" y mordió mal la banquina con "Mala", que le hizo honor al título. Ahora, con "El otro hermano", levanta un poco la puntería, pero hasta ahí. Sobre todo en la pintura de la situación, de los climas y sobre todo de los personajes, especialmente el villano creado por Sbaraglia, ya que el otro protagonista, encarnado por Hendler, es más de lo mismo en lo que respecta a interpretación y gestualidad. Aquí se pinta una trama de antihéroes, tipos cuya única pasión es hacer plata a como dé lugar. Y en ese derrotero, Cetarti (Hendler, con diez kilos más para componer su personaje) llegará a Lapachito, un pueblo perdido en el que Caetano se encargará de subrayar la manida paradoja de "pueblo chico, infierno grande". Cetarti viajará desde Buenos Aires a ese lugar oscuro para obtener la herencia de su madre y su hermano asesinados en circunstancias extrañas. Y se topará con un ex militar (Sbaraglia) que practica secuestros extorsivos en una modalidad que recordará a Arquímedes Puccio en "El clan". Hay crueldad y un final de western previsible. Sin brillar, ojalá marque el regreso al cine del mejor Caetano.