El oso Yogi

Crítica de Alexander Brielga - Cine & Medios

Lo justo y merecido

En el comienzo de la década del sesenta hizo su aparición televisiva un corto animado de aproximadamente siete minutos llamado “Yogi Bear”. El dibujo animado era uno más en la factoría Hanna-Barbera, de la cual salieron también “Wally Gator” (“El Lagarto Juancho”), “Quick Draw McGraw” (“Tiro Loco”) y "Touché Turtle" ("La Tortuga D´Artagnan"), entre otros con el mismo formato y duración. Así como Bugs Bunny y Mickey se volvieron la cabeza de sus respectivas productoras, Yogi se convirtió en el personaje elegido para encabezar series y largometrajes donde se unieran varios personajes de Hanna-Barbera.
"El Oso Yogi" tiene ahora su propio filme, en 3D e interactúa con actores de carne y hueso. Así como su cortos televisivos no eran más que un sketch en el que invariablemente se veía al personaje intentando robar cestas de visitantes al parque Yellowstone, y así despertar la ira del guardabosques Smith -con una animación limitada y nada preciosista, y un guión simple, gracioso pero sin llegar a provocar carcajadas-, esta película hace honor a sus orígenes, en todo sentido.
Como para que no se quede sólo en una anécdota, se ha introducido el factor ecológico y entonces nuestro plantígrado amigo ayuda a salvar el parque del ambicioso e inescrupuloso alcalde que desea cerrarlo para convertirlo en un negocio agrario.
Humor simple, básico, infantil, absolutamente inocente y eficaz. Actuaciones acordes al cuentito que se desea plasmar en pantalla y Yogi junto a su inseparable Bubu diseñados con detalle, sin descuidar su aspecto original, completan un entretenimiento apto para todo público sin mayores pretenciones que las de entretener en base a un dibujo animado que cincuenta años atrás tenía el mismo objetivo.