El ocaso de un asesino

Crítica de Nicolás Kusmin - Leedor.com

Mr. Butterfly

“Me considero totalmente un director europeo y quiero seguir siendo así”. Anton Corbijn.

Ya en “Más allá de las Nubes”, el último gran film que Michelangelo Antonioni filmó con la colaboración de Win Wenders, existía un alter-ego que como fotógrafo declaraba que sólo podía captar la realidad de una ciudad –Ferrara, como siempre en Antonioni- si primero la fotografiaba. Algo de ese destino tiene el director holandés de “El Ocaso de un Asesino” Anton Corbijn. Fotógrafo primero, director de videoclips de míticas bandas como Depeche Mode después y más tarde hacedor de “Control” sobre la vida de Ian Curtis, líder de la banda Joy Division.

El film relata la vida de un asesino a sueldo que intenta escapar de su sino trágico. Después de un inicio a pura acción y traición en Suecia, la trama se muda a un pequeño pueblo de la zona del Abruzzo italiano.

Corbijn filma y “fotografía” esos pueblos con un cuidado, con una maestría que pocas veces se ve en un producto de Hollywood. “El cine es la vida menos las partes aburridas” declaró un gran director. Sin embargo, aquí, una vez más, se intenta contar –con muchos aciertos pero también con algunos deslices– lo que transcurre en el mientras tanto, cuando se debe esperar una directiva. “No hagas nuevos amigos” le sugieren al asesino, que para pasar desapercibido dice ser, ironías del director, fotógrafo.

La película se presenta como un western post-moderno, donde el forastero llega al tranquilo pueblo, se hace amigo del cura y se enamora de la prostituta.

La atmósfera es sobrecogedora. No falta el bar casi despojado, las noches de garúa, los adoquines que relejan la luz y el suspenso a la vuelta de la esquina. Incluso hay lugar para la cita directa en un televisor donde se emite un spaghetti western de Sergio Leone, “Italiano!” como declara el cantinero antes de que un tiro corte la trasmisión.

En uno de sus mejores trabajos, en la sintonía de “Michael Clayton”, George Clooney acierta una vez más en un rol contenido. Su asesino es parco, frío, casi no habla, aunque se le nota en la cara un secreto. Lo llaman “Mr. Butterfly” o “Señor Farfalla”, según la mujer de turno. La prostituta citada o una bella y enigmática mujer que lo contrata para armar un rifle especial.

“El Ocaso…” con sus aciertos y fallas termina siendo un producto para celebrar, ya que pocas veces desde Norteamérica se apuesta por una historia tan europea, de climas contenidos y acción a cuenta gotas. Aparte de su performance, sí un mérito tiene Clooney es ayudar con su presencia a que un film así sea posible. Y si a la espera de una mueca seductora a lo “E.R”, alguna desprevenida puede llegar a verla, e incluso disfrutarla, en enhorabuena, misión cumplida.