El ocaso de un asesino

Crítica de Matías Pérez Andrade - Revista Maxim

Jubilado violento

George Clooney siempre tuvo canas, así que puede hacer de viejo ¿no? ¿O es el que el tiempo pasa y nos está haciendo mierda a todos nomás? Entérate.

Jack (Clooney) es un veterano killer a sueldo de vacaciones en Suecia, con una mina bárbara. Pero la paz invernal se ve alterada por unos sicarios que vienen a boletearlo. Jack se los carga a todos y escapa a un pequeño pueblo en Abruzzo, Italia a esperar instrucciones de su jefe para un último trabajo. Mientras tanto la caretea que es fotógrafo pero la mentira dura poco. Lo contratan para ensamblar un arma a pedido y se enrosca con una prostituta y, además, en el pueblito aparecen caras raras y la cantidad de habitantes comienza a descender notablemente. Una rara peli de acción, en un estilo europeo setentoso con mucho tiempo muerto para esta clase de films, dirigida por Anton Corbijn, un tipo con mucha historia que durante los 90s hizo videoclips para U2, Nirvana y Depeche Mode. Este es su segundo largometraje (el primero fue “Control” sobre el cantante de Joy Division, Ian Curtis) y la primera vez que filma algo sin relación con la música. Muy colgada y filmada en lugares alucinantes. Vale la pena.