El ocaso de un asesino

Crítica de Alexander Brielga - Cine & Medios

El asesino americano

Jack o Edward, según sea el caso, está cansado; se le nota en la mirada, no quiere saber más de ese oficio tan ingrato que es el de matar gente. Su jefe, el que le da las misiones, dice que ya no tiene el "toque" y lo manda a refugiarse a un pueblito italiano hasta completar otra misión.
Por más hosco que intente ser, a Jack se le animan igual, y así se hace amigo, o algo por el estilo, del cura del pueblo y va un poco más allá con una puta del lugar. Mientras, Jack trabaja en el que ya casi tiene decidido será el último encargo.
George Clooney protagoniza un filme muy europeo, no sólo por los paisajes y el elenco sino también por el tono, esa ausencia de prisa a la que nos acostumbró buena parte del cine francés, por ejemplo. El director tensa el clima, propone un filme denso, se apoya en la mirada de Clooney, en su actitud paranoica, esa que permite a su personaje seguir con vida.
El suspenso crece, tal vez hacia lo obvio, una resolución otras veces vista, seguramente. Pero consigue redondear una cinta sin artificios, bien fotografiada, morosa en el relato, algo que se acentúa ante los escasos diálogos que tiene el filme; que por cierto no viene mal ante tanta parrafada gratuita que se suele lanzar ultimamente en el cine.
De acertada musicalización, paisajista fotografía y buenas actuaciones en el elenco, "El Ocaso de un Asesino" no destila originalidad pero sí propone, en cambio, un buen momento cinematográfico.