El nombre

Crítica de Luciana Boglioli - La Capital

Una cena de intelectuales

Ya desde la presentación de cada uno de los personajes que incluye desde sus estudios hasta su vestuario, “El nombre” propone una estética particular y una manera de relato diferente.
En lo que a priori sería una cena de diversión, se termina convirtiendo en un caos infinito. El cuarentón Vincent, quien va a ser padre por primera vez, llega a la casa de su hermana Elizabeth y su marido, Pierre. Allí también estará presente Claude, un amigo de la infancia de la familia. Mientras esperan a Anna, la joven esposa de Vincent, comienzan las preguntas sobre la futura paternidad de Vincent. “¿Qué nombre le pondrá a su primer hijo?”, es la pregunta que desencadena una serie de discusiones tragicómicas.
La película francesa dirigida por Matthieu Delaporte y Alexandre De La Patellière muestra un enredo entre familiares y amigos donde abunda los malos entendidos. A través de brillantes diálogos que se desatan en el living de un departamento parisino, se desarrolla una historia totalmente imprevisible, con momentos de alta tensión. Entre reproches y discusiones salen a la luz secretos que cambian el rumbo de la conversación hacia lugares cada vez más prohibidos.
“El nombre” saca a la luz esas pequeñas miserias humanas, se desnudan rencores profundos que se arrastran desde la infancia. Una película cien por ciento sostenida por el diálogo donde casi toda la acción sucede entre cuatro paredes. Los cinco protagonistas se sacan las máscaras demostrando que el poder lo tiene la palabra.