El niño

Crítica de Rodolfo Weisskirch - Visión del cine

Se estrena El niño, de Wiliam Brent Bell, nueva película de terror del director de Con el diablo adentro.
Desde los orígenes del género, los muñecos poseídos han sido de gran atractivo dentro del horror. Se han escrito grandes novelas góticas y de ciencia ficción que tienen como protagonistas marionetas o juguetes de cerámica que cobran vida mágicamente y aterrorizan a sus dueños.

Todo indica que El niño es un nuevo exponente de este género. Greta –Lauren Cohan- es un joven estadounidense que decide escapar de un novio agresivo y mudarse a una mansión en medio de un pueblo rural de Inglaterra, donde consiguió trabajo como niñera. Como si no fuera suficientemente aterradora la arquitectura gótica de la casa casi abandonada, sus propietarios son una pareja de ancianos que dedican su vida a cuidar a su hijo Brahms. El detalle es que Brahms es un muñeco.

Mientras que la pareja está ausente, Greta deberá seguir las instrucciones para cuidar a Brahms como si se tratara de un niño real. Su único aliado es Malcom, el empleado del almacén –Rupert Evans- que le viene a traer las provisiones. Prisionera en esa mansión, Greta comienza a descubrir que el muñeco de Brahms –el verdadero hijo murió en un incendio- se mueve cuando ella no está presente.

Influenciada por la saga de El conjuro y Annabelle, El niño apela a todos los estereotipos del género sin prestarle demasiada atención a la verosimilitud del relato. La música asusta más que las imágenes y existe algún que otro sobresalto, como los sueños engañosos –de los que abusa- pero poco lugar para la sorpresa. Solo se destaca una correcta fotografía para generar climas góticos
Posiblemente dándose cuenta de la notoria ausencia de ideas y la forma en que el film se va convirtiendo en uno más sobre fantasmas o demonios de casonas, los realizadores deciden dar una vuelta de giro en los últimos 15 minutos, que de no ser tan forzado e inconsistente con el resto del film, sería completamente risible y absurdo. Lo que se construye resulta tan incoherente que cualquier pretensión de seriedad, se desmorona y encima se pretende una connotación psicológica.

El niño combina suspenso con inintencionado humor. A pesar de su notable sensualidad, la joven actriz Lauren Cohan no consigue impresionar, así como tampoco su compañero masculino.

Acaso, lo mejor del film, radica en los pequeños detalles que conectan la historia con la obra más memorable de Gaston Leroux, pero para llegar a esta conclusión, lamentablemente, hay que aguantar la película completa. Y se vienen las secuelas.