El niño y la bestia

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

El niño y la bestia es el nuevo trabajo de Mamoru Hosoda, un director que en los últimos años adquirió reconocimiento con muy buenas películas como fueron La chica que saltaba a través del tiempo (2006) y Wolf Children (2012).
Dos producciones que fueron muy bien recibidas por los amantes de la animación japonesa.
Este film de Hosoda tranquilamente podría ser considerado como el equivalente masculino de El viaje de Chihiro por la temática central que trabaja y el modo en que se fusiona la fantasía con la realidad.
En ambas producciones se desarrolla un típico coming of age donde el personaje principal a través de una aventura atraviesa el paso de la niñez a la adultez.
La principal diferencia entre estos filmes pasa por el enfoque con el que cada director abordó este tema.
Hosoda centró su relato en el terreno de las artes marciales para elaborar un cuento donde la relación entre el maestro y el discípulo juega un papel fundamental.
Un vínculo que por momentos trae al recuerdo la relación que se gestaba en La isla del tesoro, de Stevenson, entre Jim y el pirata Long John Silver, quien tiene una personalidad parecida a la Bestia que se convierte en el mentor del joven Ren.
Esta es una de las películas más complejas que hizo Hosoda donde combina un relato de fantasía con cuestiones más espirituales relacionadas con las artes marciales que son muy interesantes.
Obviamente la historia ofrece impecables secuencias de acción que son entretenidas de ver, pero el principal atractivo pasa por la transformación que experimenta el protagonista a lo largo de la historia.
Desde los aspectos más técnicos, El niño y la bestia es una producción de gran calidad donde sobresale el realismo que le dieron a los escenarios del mundo real y la creatividad que presentan el Reino de las bestias, con personajes muy atractivos.
Una gran propuesta para disfrutar en el cine que sin duda consolida a Mamoru Hosoda como uno de los mejores realizadores que tiene actualmente el animé.