El niño y la bestia

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

Mi lado animal

El nombre Mamoru Hosada no es tan habitual en la cartelera local como pueden ser Hayao Miyazaki o Takeshi Kitano. Sin embargo el director nipón cuenta con un amplio reconocimiento a nivel internacional.

Director de las dos primeras películas de la serie Digimon Adventure y la sexta entrega de la serie One Piece, Baron Omatsuri and the Secret Island (Omatsuri danshaku to himitsu no sima, 2005), Mamoru Hosada trabajó para las compañías Toei Animation y Madhouse antes de crear, en 2011, su propio estudio de animación, Studio Chizu. En su filmografía se destacan La chica que saltaba a través del tiempo (Toki wo kakeru shojo, 2006), Summer Wars (Sama wozu, 2009) y Wolf Children (Okami Kodomo no Ame to Auki, 2012).

El niño y la bestia (Bakemono no ko, 2015) se presentó en los festivales internacionales de cine de Toronto, San Sebastian y Londres, participando en la competencia oficial del festival español, caso anecdótico tratándose de un film de animación.

En ella se narra la historia de amistad entre Kyuta, un niño solitario que entabla amistad con Kumatetsu, un animal al que conoce al pasar del mundo de los humanos a Jutengai, un universo paralelo donde reinan los animales. El niño transgrede las normas en el mundo humano, e indaga en otras tierras en busca de su ansiada libertad. Amigos pero también bajo el vínculo de aprendiz y guía, esta dupla enfrenta diversos obstáculos que les propician varias enseñanzas, configurando un relato de iniciación.

Mamoru Hosada no tiene el estilo poético y visual de su par Hayao Miyazaki. Se trata de una historia de acción y aventuras, donde prevalecen las artes marciales como recurso fantástico propio del animé japonés. El fuerte del director son los vínculos familiares entre personajes que la animación le posibilita en la convivencia fantástica entre hombres y animales.

De este modo el realizador sigue la línea trazada en su anterior film Wolf Children (donde trabaja otro vínculo, el de madre e hijo), con una fuerte influencia de varias leyendas japonesas que, según asegura el autor en una entrevista, tuvo en cuenta para la escritura del guión -realizado por él mismo-, así como en el diseño del entorno visual del film.