El muñeco diabólico

Crítica de Martín Pérez - DiarioShow

Chucky, un gran amigo sin filtros

Volvió el muñeco que más aman odiar los cinéfilos. La saga de Chucky comenzó con un filme de terror y tuvo dos secuelas con un registro cómico dentro del mismo género. Pero con las cuatro siguientes todo se degeneró y se aprovechó del pobre muñeco que debía haber sido retirado de las estanterías antes de perder por completo la dignidad.

En este reinicio no hay asesinos involucrados ni magia vudú, como en la original. Un hombre es despedido de su empleo en la fábrica de ensamble de los muñecos, y en venganza decide quitar todos los protocolos de seguridad al chip de un nuevo juguete inteligente.

Por ello, cuando Buddi cae en manos de Andy Barclay (Gabriel Bateman) como regalo de su madre Karen (Aubrey Plaza), desde el comienzo hay algo que no cuadra. Quizás porque es “diferente”, el pequeño decide quedárselo y se hacen amigos. Buddi, que aquí se bautiza a sí mismo como Chucky, mantiene en su chip la intención de hacer feliz a su dueño, pero, al no discriminar el bien del mal, empiezan los problemas. Cuando el gato de la casa arañe al pequeño, Chucky instintivamente intentará deshacerse de él, pero siguiendo las órdenes del niño deja ir al animal.

La violencia actual, naturalizada en la televisión y en la vida cotidiana, es la forma en la que Chucky comienza a “educarse”, pues, a través de su memoria, aprende de todas sus experiencias. Además, el muñeco también funciona como una especie de control remoto de todos los electrodomésticos que pertenecen a la misma empresa, que ejerce un gran monopolio -al menos en la ciudad en la que se sitúa la historia-, y eso transforma al juguete en un ser todopoderoso.

Además, al no tener filtros de seguridad, el muñeco volverá todo alrededor de Andy una experiencia riesgosa y extrema. El pequeño, su madre y sus amigos deberán detener al muñeco antes de que sea demasiado tarde. La nueva producción tiene la intención de recrear el primer filme y, actualizando la trama pero manteniendo el espíritu de la original, logra el éxito incluso, más allá de que se trata de una remake, y funciona como una película independiente.