El muñeco diabólico

Crítica de Javier Porta Fouz - La Nación

Acercamiento con miedo, pero no por el género de la película, sino por la aparición de otro, el enésimo reciclaje actual de otra creación del cine de los ochenta. Ahora le tocó a Chucky, es decir Child's Play de 1988 -dirigida por Tom Holland y con personajes creados por el joven Don Mancini-, que tuvo muchas secuelas. Sin embargo, es fácil advertir, a los pocos minutos de esta nueva película sobre un juguete mortífero, que la luz y el tono "fuera de época" no son meros homenajes o guiños al pasado, sino que además se integran y potencian con claridad narrativa y expositiva, velocidad y desparpajo para establecer el punto de partida, para ya desde allí dejar en claro que El muñeco diabólico 2019 tomará lo que le convenga del pasado pero creará algo distinto.

Aquí no hay origen sobrenatural, y desde el comienzo sabemos que estamos ante uno de esos relatos que no necesitan enfatizar sus opiniones sobre el mundo para de todos modos plasmar -con no poca acidez y sin esclavizarse ante la corrección política- una visión acerca de ciertas lógicas laborales, de la relación de los niños y adolescentes con las nuevas tecnologías y del adormecimiento general ante la homogeneización del consumo. Y todo eso lo logra con sangre, con humor, sin vueltas de tuerca y con la capacidad para entender que se puede combinar absurdidad con seriedad, y así recuperar los modos del género más orgullosamente modestos y más orientados a la diversión.