El muñeco de nieve

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

El film logra su propuesta inicial que es la de entretener y también la de generar un suspenso y una intriga que dura de principio a fin.

Basada en la obra literaria del noruego Jo Nesbø, El Muñeco de Nieve (The Snowman) llega como una transposición del bestseller homónimo, en esta oportunidad dirigida por el sueco Tomas Alfredson, donde una cadena de asesinatos aparentemente al azar suceden en la pacifica ciudad de Oslo. La única pista que une estos acontecimientos aislados es un pequeño, pero no menos tenebroso, muñeco de nieve al lado de cada cuerpo mutilado.

El encargado de resolver este caso es Michael Fassbender, quien interpreta a Harry Hole, un detective que “sufre” por la falta de trabajo en la capital noruega. A su lado, tendrá a Katrine Bratt (Rebecca Ferguson), una brillante y perspicaz agente que es transferida a Oslo. El detective, encajará las piezas del rompecabezas a partir de antiguos casos sin resolver para conectarlos con el último y brutal acontecimiento.

Esta película funciona de manera excelente en cuanto a lo que quiere adaptar de las paginas del libro a la pantalla. En este intenso thriller, el cineasta nos recuerda a las mejores películas de esta categoría. Por momentos incluso haciendo recordar a producciones referentes como por ejemplo Pecados Capitales (Seven, 1995). Al momento del relato, todo funciona de maravilla. En ningún momento el film sufre variaciones de velocidad y todo va a un tiempo correcto. Develando misterios de a poco y con mucho criterio.

Las actuaciones están al nivel de las expectativas. Con un elenco que cuenta con algunas figuras de renombre y otras no tanto, todas encajan perfectamente. Obviamente, Fassbender se lleva todas las miradas al ser el protagonista pero la película también cuenta con actores como Val Kilmer y J.K. Simmons quienes cumplen de manera correcta. Junto a ellos, la “segunda linea ” de personajes se encargan de dar una armonía y un balance que en otras películas, no abundan.

A la hora de la dirección, Tomas Alfredson hace todo de muy buena manera. Desde los planos, diálogos y guión, hasta la elección de los actores para sus interpretaciones. La fotografía es alucinante y las hermosas locaciones seleccionadas del país nórdico son muy bien utilizadas para provocar sensaciones de misterio y obviamente, frío.