El misterio de Soho

Crítica de Sofía Valva - Es la cuarta pared

Las verdaderas novedades en el cine son poco comunes – historias que se repiten, terror que no es terror y así sucesivamente. Pero finalmente llegó el turno de Edgar Wright para traernos, sin dudas, algo verdaderamente nuevo. A Wright lo hemos visto dirigir films bastante recordados por el público como Baby Driver y Muertos de risa, por lo que la expectativa es mucha, y más en el género terror psicológico/thriller.

En esta oportunidad nos trae la historia de Eloise (Thomasin McKenzie), una joven que se muda a Londres para comenzar su carrera como diseñadora. El comienzo de esta nueva etapa significa mucho para ella, por la historia de su madre. Sin embargo, llega con mucha ilusión y sueños por cumplir. Todo iba bien hasta que comienza a tener sueños realistas en su nuevo departamento. Esto la lleva a perder el equilibrio entre lo que es real y lo que no, viéndose perjudicado su entorno.

La protagonista de estos sueños es Sandie (Anya Taylor- Joy), quien también llegó a la ciudad con el sueño de triunfar como cantante en los años 70′ pero el costo que tuvo que pagar por cumplirlos la llevó a perderse y a ver oscuridad. Ahora, la tarea de Eloise será ver el significado de estas vivencias que tiene con Sandie y así evitar que su cabeza explote de sufrimiento y terror.

La actuación de Thomasin es para ponerse de pie. Realmente logró conectar con el personaje de una manera espectacular, tanto que el espectador sufre a cada segundo con ella. Con respecto a Anya, cumplió con su personaje pero creo que no hubo escenas en la que se destaque, y el resto del cast estuvo muy bien pensado.

Si hablamos del guión, en ningún momento hay baches ni momentos en los que la historia cae. Wright y Krysty Wilson-Claims han hecho un gran trabajo; el suspenso está siempre presente y esos flashes al género italiano giallo es lo más increíble y maravilloso del film. Además, la fusión de la música, la estética y fotografía fue un gran acierto, logrando el combo perfecto. Cada escena tiene su momento especial, logrando que el espectador esté atento a cada una de ellas.

Hacía mucho que no se veía una película de este estilo en cartelera, con un terror/suspenso de verdad y con una historia simple pero que combina todos los elementos de manera correcta. Si bien me quedé con ganas de más (para que sea perfecta hubiera sido un gran acierto sumar algunas historias de ciertos personajes para enriquecer la trama), «Last Night Soho» marcará un precedente del buen cine – de todo lo que hay que hacer, con pocas cosas sin divagar ni llenar espacios con contenido vacío.

Para los amantes de Hitchcock y del género, sin dudas deben ir al cine a disfrutarla.