El misterio de la felicidad

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

El misterio de la felicidad es una linda película. Una de esas en las cuales ni de casualidad el espectador se puede arrepentir de haber pagado una entrada, ni visionado en cualquier formato.
¿El motivo? Es simple, cuenta una linda historia, está bien actuada y emociona. O sea, cumple en todos sus aspectos.
Lo que llama un poco la atención es que de toda la filmografía de Daniel Burman (El abrazo partido, Dos hermanos, etc) este film da la sensación de que posee otra tónica tal vez un poco más mainstream, pero no por eso menos introspectivo.
Ahora bien, de lo que hay que hablar de forma obligatoria al reseñar este estreno es de lo primero que entra por los ojos al ver el poster y/o el trailer: Guillermo Francella.
Una vez más demuestra que su carisma es capaz de adueñarse y hacer suyo todo. El misterio de la felicidad no es la excepción y en cada escena que aparece (casi toda la película) hace reír, emocionar o reflexionar, según corresponda la escena.
Y como no podía ser de otra manera, también hace uso (pero no abuso) de sus “gestos francellescos” que tan bienvenidos y queridos son por los argentinos. Una mueca sola de este hombre puede hacer que se estalle de la risa. Pocas personas en el mundo pueden jactarse de esa habilidad y sería un despropósito total no introducir situaciones que no den el pie para ello.
Y se pueden ver bastantes de esas muecas/gestos en la gran química que el actor mantiene con Fabián Arenillas, sobre todo en las secuencias iníciales en donde se presenta la dinámica de los personajes.
Pero cuando entra en escena Inés Estévez esa dinámica muta al compás del ritmo de la cinta y esos personajes un tanto caricaturescos comienzan a tomar forma.
Gran laburo el de la actriz, quien junto con Francella dan nacimiento a una comedia romántica con tintes dramáticos que no tiene nada que envidiarle ni a las más exitosas producciones de Hollywood en la materia.
Así, el film mantiene una buena línea de calidad que se potencia al extremo con el magnífico final que Burman -también guionado junto a Sergio Dubcovsky- regala al púbico. De esos clímax que llenan y donde un gesto es todo.
¿La felicidad? Un verdadero misterio que intenta ser develado de forma brillante por Burman a través de esta imperdible propuesta nacional.