El ministro

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

“El ministro” es un sólido drama político

Fue, sin dudas y en la opinión de muchos, el mejor film de la competencia del Festival de Mar del Plata 2011, aunque el jurado solo le concedió el premio de mejor actor para su protagonista Olivier Gourmet. En esa ocasión se presentó con su título original, «Lexercice de lEtat», el ejercicio del Estado. Ahora se estrena con un título que dice menos, pero no está mal. A fin de cuentas, ese es el cargo que ejerce y que arriesga el protagonista.

Lo que vemos, es la nerviosa historia de un ministro de Transportes de relativa experiencia política, enfrentado a intereses contrapuestos, rápido de reflejos pero cercado por las exigencias de su agenda, su propio gobierno, los sectores afectados por la inseguridad vial o laboral, y su compromiso consigo mismo aunque no sea el mayor santo, ayudado apenas por unos pocos fieles. Entre ellos, posiblemente, está el secretario del Ministerio, un hombre calvo, formal, circunspecto, observador, con experiencia en asuntos de trastienda y papeleo. Y seguramente está la asesora que atiende ciertas minucias de la comunicación pública: qué palabras usar, ante quien, etc. Y el chofer.

Así planteado, y tratándose de una película franco-belga, podría temerse que esto fuera un plomo versallesco. Todo lo contrario: acá hay ritmo contínuo, actuaciones, diálogos, complejidad, actualidad, potencia y conciencia, en un conjunto muy bien ensamblado, con mucho para hacernos pensar también a nosotros (empezando por las reacciones ante un accidente que hay al comienzo) y, por si esto fuera poco, promediando la pe-lícula sucede lo que los afiches anticipan, un tortazo de aquellos, pero filmado y editado de tal forma que, en comparación, las películas de Hollywood se quedan chicas. Porque no sólo hay espectáculo, sino realismo, y justificado y bien mensurado uso dramático.

Por supuesto, el drama no se queda ahí. Una puerta que se cierra despacio frente a una persona, una mirada en los pasillos, también son algo fuerte (y bien oportuna, la aplicación de unas frases del discurso que André Malraux dedicó a Jean Moulin, jefe de la Resistencia). Corresponde destacar a los intérpretes Gourmet y Michel Blanc, que con los años se ha vuelto más macizo. Y al autor, Pierre Schoeller, cuyas dos anteriores películas se han apreciado en la Alianza Francesa. Productores, otorgando respaldo internacional, los hermanos Dardenne, siempre atentos a los relatos que contengan planteos morales concretos, como en este caso.