El menú

Crítica de Cristian Olcina - 100% Cine

El Menú es un filme original y sorprendente que podría ser definido como un filme de terror, pero no lo es, o como una comedia negra; pero es mucho más que eso, drma misterio, tragedia, y humor se mezclan en un filme único. En el link la crítica completa escrita, más la crítica radial en audio en Spotify, o en video en YouTube.

El Menú es una película muy particular, es el filme que deberíamos ver si somos esas personas que nos quejamos de que Hollywood trae todos los productos iguales, o que Marvel es una fábrica de contenido más que un estudio que hace películas, o cosas por el estilo. A veces, de los estudios, sale cine qué es distinto, y sin llegar a ser extremadamente raro, o extremadamente artístico, hay un guion que se la juega, pone toda la carne en el asador, y muestra algo novedoso; este es el caso.

El Menú es una película muy difícil de describir, y casi indescifrable en cuanto al género; hay quienes la llaman en una película de terror, hay quienes la llaman una comedia, qué es un género casi opuesto al terror, y hay quienes la llaman comedia y terror. Desde distintos puntos de vista podemos darle la razón a cualquiera de estas tres posturas; lo que pasa es que no es una película específica de género, sino que más bien trata un tema, lo desarrolla de una forma determinada, y usa recursos y formas de ambos géneros. La película ciertamente tiene humor y tiene muchas escenas que pueden provocar una carcajada, pero no es una risa franca, como la risa de una comedia, sino más bien es una carcajada, si se da, o una sonrisa inteligente, cómplice, que se ríe o se burla de algún sarcasmo, o de alguna declaración o suceso que es tan tragicómico que produce gracia; porque la película tiene un tono serio y dramático, y además, todo personaje que aparece en la pantalla corre riesgo de muerte; por lo tanto no es una comedia franca.

Pero tampoco es específicamente una película de terror, porque no intenta serlo; no intenta asustar, ni intenta dejar un miedo residual tampoco; más bien cuenta una historia que es una mezcla de drama, de tragedia, de crimen, y de sangre; que, por su morbosidad, perversidad, sangre derramada y muerte, puede con ser considerada dentro del género del terror; sin embargo, la narrativa está más cerca de lo que se podría decir una película de suspenso, que de una de terror. Y tampoco intenta ser una película de suspenso, ya que el objetivo de la misma no es generar tensión en el espectador, aun cuando la hay, sino mostrar el argumento y desarrollarlo, estudiando la psicología de los personajes, las motivaciones, ver las actitudes raras y en algunos casos aberrantes que tienen, y engancharnos con el misterio de cómo se va desenvolviendo todo esto.

La película, en cierta forma, es un estudio de la psicología humana; especialmente la de esos personajes, que son los comensales y sobre todo del chef, que es hipnótico y hay que ir desentrañando su psiquis. Para eso, el argumento trata sobre un grupo de 12 comensales que llegan en un barco a una isla pagando una tarifa muy alta, para una cena muy especial con un chef estrella, que tiene un restaurante en esta isla, donde toman los elementos de la isla, del mar, y de las cosechas que hacen ellos mismos, para preparar unos platos de altísima calidad y con un alto nivel de arte en la cuestión culinaria. En un primer momento simplemente parecen que están cenando y que el chef es medio extravagante con las historias que cuenta entre plato y plato, como se van mostrando los mismos de manera muy especial; pero uno siente que hay algo raro en el aire, finalmente cuando llega uno de los platos principales, hay una impactante muerte, que algunos toman en un primer momento como un acto de teatralización, pero otros lo creen real y ahí es donde cada uno empieza a temer por su vida; y luego ya empiezan a tener la certeza de que van a morir todos. Más allá de que eso suceda o no, aquí no lo vamos a revelar, ni tampoco vamos a revelar más de la trama, aunque el tráiler revela un poco más inclusive. Gran parte de la emoción de la película, y de su funcionamiento pasa por ver los misterios de la trama, qué es lo que está pasando, ¿es un acting? ¿es de verdad?, ¿por qué pasa lo que pasa? ¿van a morir todos? ¿van a morir algunos? ¿por qué habría de morir alguien en una cena?, y todas esas preguntas se van respondiendo a lo largo del metraje.

La película tiene una dirección muy fina y muy brillante, donde el director logra con exactitud el tono justo de las escenas, y logra tener en vilo al espectador durante todo el metraje. La película juega con elementos perversos, con personajes desquiciados, y con la obsesión máxima que puede tener una persona en un trabajo, y en ese sentido hace recordar a la película El Cisne Negro y es interesante el cruce que hay entre varios personajes sobre todo el que hay entre el chef principal interpretado brillantemente y de manera demoledora por Ralph Fiennes, y una de las protagonistas interpretada por Anya Taylor-Joy, que en realidad es una persona que no pertenece a ese ambiente de gente rica de alta alcurnia, ni tampoco tiene ese grado de conocimiento de comidas gourmet de alto nivel; y eso genera una gran tensión, con un diálogo absolutamente brillante en uno de los momentos de la película; que si ven la película, se van a dar cuenta.

La historia y la narrativa se podrían haber desbarrancado completamente en el final, pero afortunadamente eso no sucede; y el final, o al menos la expectativa que tenemos del final a lo largo del metraje, tiene un dilema importante; qué es que uno quiere que por un lado, se salve la protagonista; pero por otro lado también nos gustaría ver qué es lo que va a pasar con los comensales, hay como una curiosidad de querer verlos morir en el plan que se desarrolla. Alguien dice que todos van a morir, y eso genera cierta morbosidad en el espectador, que le gustaría ver como se lleva a cabo. Quizás no es una perversión real del espectador, sino como una curiosidad narrativa, cinematográfica, como cuando vemos un filme de un cometa que va a chocar contra la tierra, por un lado queremos que los protagonistas se salven, pero por otro nos gustaría ver el cometa impactando en una escena espectacular, y de forma similar puede ser nuestra actitud frente a este filme. La película en ese sentido es como si se metiera en camisa de once varas, pero casi milagrosamente, sale indemne; la resolución de ese dilema es absolutamente brillante, y roza lo genial; además es impecable desde el punto de vista lógico, y desde las características de los personajes y su visión de sí mismos, del mundo, y de su arte.

Una película original, imperdible para un verdadero cinéfilo, pero con la advertencia de que es sangrienta, perversa, extraña, demencial por momentos, y con un humor tan negro qué se traga su propia luz. Muy recomendada, con advertencias; hay que tener estómago cinematográfico para verla.

Cristian Olcina