El mecánico

Crítica de Ignacio Moretti - Función Agotada

El Mecánico (The Mecanic) es la remake de la película del mismo nombre protagonizada por Charles Bronson allá por 1972 y dirigida por Michael Winner. Aunque más que remake es una interpretación libre de aquella película, en este caso el director Simon West hace unas reformas en el guión para terminar de desbarrancar una historia que parecía comenzar con el pie derecho (algo que no sorprende, teniendo en cuenta que este director también hizo Tomb Rider). La película empieza con Arthur Bishop, encarnado por el enorme Jason Statham, asesinando a un narco colombiano con mucho sigilo y haciéndolo parecer un accidente. Hasta ahí estamos bien, acción y Statham es una combinación que casi siempre cumple. Después encuentra en los clasificados (no es chiste) el pedido de un mecánico, que es un eufemismo de sicario, que a su vez es un eufemismo de asesino, para matar a su mentor (Donald Sutherland). Acepta el trabajo porque parece que su mentor es un traidor y lo mata. Empieza a caer el tema. Se encuentra con el hijo de su mentor (Ben Foster) recientemente asesinado por él, y lo empieza a entrenar para hacerlo un asesino. A partir de este momento la acción y la violencia se empiezan a multiplicar como un amontonamiento desesperado por llegar a algún lado. Este amontonamiento de violencia debería ser, por lo menos, divertido, y mucho más si esa violencia es llevada a cabo por Statham, pero no es el caso; todo esto está filmado como un videoclip, con escenas tan cortas, tan vaciadas de dramatismo y resueltas con tanta velocidad que parecen un tráiler. No todo es negativo de todas formas, pero queda la sensación de que con muy poco se podría haber mejorado mucho este producto. En los últimos minutos un par de vueltas de tuerca predecibles, incluso una inevitable (es el hijo del tipo que mataste ¿qué esperabas?) terminan haciendo medio mala una película que podía ser aceptable.