El mal del sauce

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Entre la soledad y la culpa

El título de la película se refiere a una leyenda popular de los habitantes de la zona del Delta, que señala que quien contrae el "mal del sauce", pierde el sentido del tiempo, o la noción de presente y pasado.

Los lugareños dicen que el mal se contrae al sentarse debajo de un sauce, a orillas del río y eso es, en parte, lo que le sucede al protagonista de esta película, que intenta indagar en temas como la soledad, la incomunicación y lo que puede llegar a suceder en la cabeza de un hombre que se ve privado de su libertad.

El director Sebatián Sarquís, hijo del fallecido cineasta Nicolás Sarquís, eligió como protagonista a un hombre que fue secuestrado y a quien los delincuentes encierran en una casa del Delta profundo, con escasas posibilidades de poder escapar.

A LA ESPERA

Durante el tiempo en que los delincuentes tratan una cifra con la esposa para liberar del secuestrado, éste permanece en absoluto estado de aislamiento, comienza a confundir los tiempos y, a partir de eso, se suceden escenas en las que parece soñar con su hijo pequeño.

Luego la película da un giro en su narración y el espectador se entera que lo visto ha correspondido a un período de varios años atrás y que el presente del hombre alto, que parece inmerso en una continuada duda, es otro.

Sebastián Sarquís en su "opera prima" propone un ejercicio sobre la relación entre padre e hijo, la culpa y el aislamiento y enfrenta a su protagonista a un entorno árido y agreste, rodeado de un bosque y de un río, que no puede abandonar.

"El mal del sauce" contiene una historia laberíntica y por momentos asfixiante, que no llega a convencer por sus saltos narrativos y de continuidad en las imágenes, sembrando varios interrogantes que nunca terminan de aclararse. El filme tiene correctas actuaciones de Jean-Pierre Noher y Lihuel Iván Porcel.