El mal ajeno

Crítica de Marcelo Cafferata - Revoleando Butacas

Mal de muchos...

Básicamente lo que me impactó inicialmente de "El mal ajeno" fue su reparto, pero por sobre todas las cosas que en su afiche aparecía su participación en la Sección Panorama del Festival de Berlín y más aún que la producción del filme estaba a cargo de Alejandro Amenábar (a mi gusto, uno de los directores más interesantes del cine español actual "Abre tus ojos" "Tesis" "Mar Adentro" "Los otros" y la reciente "Agora").

Pero otro punto impactante es el fuerte arranque que tiene la película: Diego (Eduardo Noriega, casi un actor fetiche en el cine de Amenábar) es un médico que trabaja con pacientes que atraviesan situaciones extremas, críticas, y por lo tanto, maneja en forma cotidiana este tipo de casos en su trabajo en el hospital.
Es por eso que la historia de "El mal ajeno", abre con un registro profundamente dramático, con los relatos de los pacientes que se encuentran atravesando situaciones de mucho dolor, de muchas complicaciones, de mucha tensión.

Y en esta presentación, básicamente Diego se muestra como un médico insensibilizado ante el dolor de sus pacientes, que ha sabido crear(se) una coraza que le permita tomar distancia y poder continuar ejerciendo su profesión sin involucrarse necesariamente y en forma continua con el profundo dolor que atraviesan los otros.

Pero apenas avance la historia, aparece un accidente que cambia la vida de este médico por completo. Y es a partir de este mismo episodio que también comienza a virar el tono de la película: la historia comienza a abandonar el eje dramático inicial, para comenzar a contar lo que le pasa a este médico en su vida personal y profesional, con un registro más cercano a una historia de elementos sobrenaturales e inexplicables.

El director Óskar Santos en su ópera prima, logra crear un producto sólido a nivel técnico pero no logra conducir con firmeza un guión que a partir de la segunda mitad de la película comienza a tomar un rumbo incierto, abandonando por completo, todo el interesante trabajo de presentación del personaje principal que había desarrollado desde el inicio de la película.
El guión elige internarnos en una historia más inmersa en el terreno de los elementos fantásticos y lo hace con un nivel de complejidad tal que todo comienza a enredarse y a perder el rumbo, la historia comienza a manejar otros elementos completamente discímiles -quizás demasiados elementos y explicaciones forzadas- que hacen que el interés de la historia comience a naufragar.

Precisamente en el momento en que irrumpe lo fantástico en la narración, no es novedad que todo el mundo la compare con las historias de M. Night Shyamalan o cualquier capítulo de una buena serie americana en donde el drama y lo sobrenatural se conjugan.
Aquí en "El mal ajeno", en cambio, la pérdida del dramatismo que tan bien crecía en la primer mitad del film y la aparición de elementos fantásticos dentro de la trama, la hunden en una especie de híbrido inclasificalbe, no porque exista la necesidad de clasificar en un género a todas las películas, sino porque no le permite a un guionista talentoso como Daniel Sanchez Arevalo (de la excelente "Azuloscurocasinegro") cerrar las lineas de la historia para que formen un relato compacto y convincente, sino que por el contrario, dispersan el foco del espectador y abren narraciones menos creíbles, menos sólidas.

El mar de indecisiones en el que comienza a devariar la trama, deja incluso librados a una suerte demasiado dispar a los secundarios de muy buenas actrices como Belén Rueda ("Mar Adentro" "El orfanato") y Angie Cepeda ("Sammy y yo" "El amor en los tiempos del cólera" "Pantaleón y las visitadoras") a quienes se les hace muy dificil tornar convincentes sus participaciones y delinear sus personajes.

Tras un buen arranque, finalmente Santos termina entregándonos un producto fallido e indefinido que sorprendentemente, tiene una factura técnica de gran nivel y un rol protagónico de Noriega, de magnética presencia en la pantalla.