El maestro del dinero

Crítica de Mauro Jacobo - Cinélico

Un thriller que zafa por sus protagonistas

Nueva película de Jodie Foster en la dirección ("The Beaver") que nos trae una dupla protagonista que despliega todo su talento. "Money Monster" es un thriller extraño pero explosivo que se sostiene en su mayoría por las interpretaciones y el fantástico carisma de sus mega estrellas, Julia Roberts y George Clooney.
El film nos cuenta una historia que no es de lo más original pero que tiene una dinámica que mantiene interesado al espectador.
Lee Gates (Clooney) es un conductor de TV que está al frente de un programa de finanzas de Wall Street que aconseja a sus televidentes sobre opciones de inversión financiera. Es muy profesional, carismático, arrogante y superficial, pero con algunos atisbos de bondad muy en el fondo de su ser.
Su productora, Patty Fenn (Roberts) lo acompaña cada programa, lo banca y lo cuida como si fuera una madre o simplemente una amiga leal que lo quiere "a pesar de". Un día, durante uno de sus programas se aparece de manera sorpresiva un espectador enojado y decepcionado con uno de los concejos de inversión y lo toma de rehén para que el mundo sepa acerca de la estafa que se perpetra día a día en el sistema financiero estadounidense. Una cosa va llevando a la otra y se terminan desenmascarando varias verdades ocultas.
Entre lo mejor de esta propuesta tenemos en primer lugar la actuación del trío protagonista, Clooney y Roberts, que ya los hemos nombrado, y sumamos al actor inglés Jack O'Connell. Por otro lado, tanto la adrenalina como el ritmo que le imprime Foster a la historia resultan entretenidos, pero deja entrever también que hay varios problemas de guión. La razón que aparentemente tiene el personaje de O'Connell para cometer el crimen es débil y no convence. Parece ser una excusa mal armada para poder justificar que haya un villano que a la vez conecte con el público.
Otra cosa que a mi parecer resulta bastante floja es que el verdadero villano del relato se deja ver muy temprano y de manera torpe. No hay que buscar mucho para darse cuenta por donde viene el desenlace y eso es pecado tratándose de un thriller.
Hay también varios momentos que son surrealistas y no demasiado creíbles. Pese a todas estas fallas, Foster se las ingenia para mantenernos intrigados hasta el final en el que pensamos... "Meh... de eso se trataba, al menos los vi a George y Julia".