El lugar de la desaparición

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

“Parece una ley: todo lo que se pudre forma una familia”. El verso de Hace algún tiempo, un gran poema de Fabián Casas, parece encajar a la perfección con la narrativa y el espíritu de esta singular película de Martín Farina que cruza el documental intimista con un dispositivo de ficción poco convencional para contar, con su propio estilo, una historia muy recurrente: casi todo el mundo atraviesa el desafío del “reparto de bienes” cuando llega el momento, y aquí el disparador de ese conflicto tan habitual y tedioso es la muerte de una mujer cuya personalidad ha dejado una huella evidente en el temperamento de sus parientes más cercanos, incluido el hombre que fue su compañero, visiblemente afectado por su ausencia y por una salud cada vez más deteriorada.

Cineasta inquieto y reflexivo, Farina enfoca el problema con una mirada oblicua: un mix de home movies casuales, algunas conversaciones que parecen modeladas por el formato de la sesión terapéutica y situaciones en las que los personajes que animan el relato, colocados deliberadamente por el director en esa situación, deben hacer equilibrio en un terreno inestable. La vertiente sonora juega también un papel clave en un relato de corte casi fantasmal que es parte de una trilogía iniciada en 2017 con Cuentos de chacales. Una manera inusual, en suma, de abordar un asunto común. Es decir, aquello que un artista comprometido siempre debe asumir como tarea.