El loro y el cisne

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

La danza, en clave de humor

El mundo de la danza es desacralizado por el documentalista Alejo Moguillansky a través de esta película, en la que mezcla elementos de ficción y el documental. En clave de absurdo, muestra lo que ocurre con un equipo de rodaje, cuyo director intenta hacer un registro fílmico para enviar al exterior, de las compañías de ballet clásico, contemporáneo y folclórico, que forman parte de organismos oficiales, como el teatro Argentino, de La Plata; el Ballet Contemporáneo del San Martín, o el Ballet Folclórico Nacional. A estos se unirá después el grupo de danza-teatro Krapp, con la coreógrafa Luciana Acuña.

ALGO ATIPICO
Mientras por un lado se intenta otorgarle a las imágenes de los ensayos de las distintas compañías, una impronta de humor, incluso con Mario Galizzi (del teatro Argentino, de La Plata), explicando frente a la cámara de qué trata el ballet "El lago de los cisnes"; paralelamente se muestra lo que ocurre en el equipo de filmación, cuyo sonidista, al que se conoce como Loro (Rodrigo Sánchez Mariño), vive los instantes de una separación y se siente atraído por la coreógrafa Luciana Acuña.

"El loro y el cisne" es un documental atípico, en el que Moguillansky se interroga sobre por qué a veces los procesos creativos, se mezclan con las historias personales y al revés.