El llanto

Crítica de Camila Mollica - Cinéfilo Serial

Sonia espera a Elías luego de que este haya conseguido un trabajo lejos de su pueblo. La mujer lo aguarda embarazada de su primer hijo, expectante de los llamados telefónicos de su pareja y sus cartas que acortan la distancia, aunque son insuficientes. Como observamos, el tema central es la distancia y la soledad que debe tolerar la protagonista de la historia ante la ausencia de su pareja.

La película, que tendrá su estreno comercial este 15 de agosto, luego de ser exhibida en la edición número 33 del Festival Internacional de Mar del Plata, está dirigida por Hernán Fernández, quien realizó, previamente, el documental “La piel marcada” (2016), sobre el boxeador Sergio Víctor Palma. En “El llanto”, el director toma también como eje la vida propia de los personajes, uniendo elementos ficcionales y documentales generando así que la cinta se encuentre en el medio de estas dos maneras de transmitir una historia, sin orientarse en una ni la otra. Los personajes visualizados en pantalla están interpretados por no-actores, quienes reflejan su propia vida ante la cámara.

La película transmite la soledad reflejada en Sonia, a partir de los planos que registran sus tareas cotidianas, desde lavar sus platos, hasta las visitas al médico. Esta cualidad es remarcada gracias a la preponderancia de los ruidos en la escena, cada objeto que es tocado, cada paso dado, se percibe en un volumen superior que aumenta el vacío alrededor de los personajes. Además, la utilización de planos fijos de larga duración que implican una cámara que atestigua los hechos que suceden frente a ella no siguen los movimientos de los personajes, sino que permite que ellos se muevan o acerquen a ella.

En este registro, también se plasma la manera de vivir en ese pueblo, en la cual la fe es un principio valioso donde los habitantes, especialmente las mujeres, deciden refugiarse. Además de esta decisión necesaria de que uno de los miembros de una familia deba trasladarse a trabajar a otro lugar por la falta de oportunidades laborales en su zona.

En resumen, “El llanto” está destinada a un espectador activo, que debe estar atento a estos recursos utilizados, y estar predispuesto a la intención de la película que registra la cotidianeidad de estas personas manteniendo la cámara ante ellos, dirigiendo la importancia hacia las imágenes y no a los diálogos.