El llanero solitario

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Correrías en el Lejano Oeste

Es un película de acción, entretenida y bastante violenta. Armie Hammer, el actor principal, a cargo del papel del enmascarado, se desvanece ante el carisma de Johnny Depp y su nativo siempre al borde del estereotipo.

El personaje de ‘El Llanero Solitario’ es uno de los más populares como figura del Oeste americano y data de los años ‘30, cuando fue creado por Fran Striker y Georg Trendl. El primero, escritor y locutor; el segundo, importante productor de radio y televisión. Su unión para la creación del personaje, tuvo por resultado un increíble éxito que perdura desde hace más de ochenta años en todos los medios audiovisuales.

PIEZA DE MUSEO
En este caso, el director Goran Verbinski (‘Piratas del Caribe’) logra dar una impronta diferente a la historia del enmascarado. En realidad el filme otorga una importancia notable al personaje nativo de Toro, también conocido como Tonto, a cargo de una abrumadora actuación de Johnny Depp, que opaca a los demás personajes.

El filme comienza en una época actual, en un museo, donde Toro, el indio amigo de El Llanero, pasa sus días ya convertido en una estatua para visión de los visitantes. Un guiño del indio a un pequeño concurrente es el primer paso para el comienzo de estas nuevas aventuras.

A lo largo de la historia del indio comanche nos enteramos sobre cómo se conocieron el abogado John Reid (convertido luego en El llanero solitario) y Toro, la lucha de ambos por objetivos más o menos comunes, como el odio al maldito Butch Cavendish (William Fichtner) y secuencias de la vida de un pueblo en 1869, cuando se construían las vías del ferrocarril en el Lejano Oeste, con gran presencia de inmigrantes chinos y los ataques de indios, maleantes y cuatreros eran una realidad. El amor no tiene demasiada presencia en el filme y sí la acción, las persecusiones y los desastres con los que debe convivir un pueblo que se inicia en tan desérticas zonas.

BIENVENIDOS AL TREN
‘El Llanero Solitario’ es un película de acción, entretenida y bastante violenta. Se ve con una sonrisa cuando aparece Johnny Depp (Toro) y las chicas del salón, especialmente Red Harrington (Helena Bonham Carter) y su pierna ortopédica, y hay una muy buena reconstrucción de época. El comienzo y el final son impresionantes, con escenas de persecución que siempre giran alrededor de la figura del tren.

Es verdad que Armie Hammer, el actor principal, a cargo del papel del enmascarado, se desvanece ante el carisma de Johnny Depp y su nativo siempre al borde del estereotipo. Pero también hay un malo Butch Cavendish (William Fichtner) que recuerda al temible Hannibal Lecter (‘El silencio de los inocentes’). En cuanto a las impresionantes locaciones (la mayoría en Albuquerque, México), los buenos efectos especiales, la fotografía y la música complementan esta atractiva película, que los más veteranos definen como ‘del Oeste’.