El llanero solitario

Crítica de Agustín Neifert - La Nueva Provincia

Una gran propuesta que incluye reivindicaciones

El héroe enmascarado conocido como Llanero Solitario, es un personaje ya clásico de la cultura norteamericana, nacido en los seriales radiofónicos allá por el año 1933.
En la década de 1950 se filmó una serie televisiva, cuya exhibición se repitió en años sucesivos por el interés que fue despertando en cada nueva generación. También hubo una versión para el cine dirigida por Lesly Selander, con la actuación de Clayton Moore y Jay Silverheels.
La historia de esta primera entrega de una nueva saga puesta en escena por el poderoso productor Jerry Bruckheimer con la complicidad creativa del director Gore Verbinski y el actor Johnny Depp (los mismos de Piratas del Caribe ), comienza en 1933 en San Francisco.
Allí un niño vestido de sheriff y con antifaz ingresa en una carpa instalada en una feria de diversiones y se detiene frente a "El noble salvaje",: el legendario Toro, quien ya anciano le cuenta cómo conoció a John Reid, alias El Llanero Solitario, y las aventuras que compartieron juntos en el Lejano Oeste. Toro lo apoda "Komesabe" y "Espíritu Errante".
Luego el relato retrocede hasta 1869, en Colby, Texas, en momentos en que la construcción del ferrocarril adquiere una relevancia absoluta para extender la frontera hacia el Oeste, lo que se constituyó en uno de "los mitos fundadores de la nación americana".
En su trajinado itinerario, Reid y Toro se enfrentarán con el forajido Butch Cavendish y el ambicioso y corrupto empresario del ferrocarril Lathan Cole. Reid también se reencontrará con la esposa de su hermano y al hijo de ambos.
Como ha sido habitual en el western, cuyo espacio natural es la frontera y su permanente movilidad, la mujer es el símbolo de la estabilidad, que se contrapone al caballo, que para el héroe significa la soledad, la aventura y la libertad. Por eso le cuesta adquirir "raíces".
Por tratarse de la primera película de esta nueva saga, el director se detiene a explicar el origen de la famosa "bala de plata", la procedencia del no menos famoso caballo Silver y el motivo que impulsó a Reid a usar la máscara. Pero aclarados los tantos, da rienda suelta a la aventura.
Y en ese devenir caben peligros a granel, tiros, persecuciones, emboscadas, ejecuciones, descarrilamientos de trenes, expresiones de humor absurdo, grandes actuaciones (por caso, de Depp, Hammer y Wilkinson) y homenajes a dos gigantes del cine: John Ford y Buster Keaton.
La película es una extraña mezcla de cine de acción, de farsa y de western, que revaloriza los espacios abiertos, que fueron en otros tiempos el territorio de las aventuras fordianas, y también reivindica de manera explícita a los indios.
Con el pájaro que lleva en su cabeza y la máscara pintarrajeada en su rostro, el personaje interpretado por Johnny Depp se atreve a expresar opiniones que un indígena auténtico no podría manifestar, lo que fue reconocido por el propio actor.
La película incluye numerosas variantes argumentales, algunas caídas en el ritmo narrativo, y dos secuencias de antología: una al comienzo y otra al final de la película, y todo magnificado por una excelente exhibición digital.
En suma, un gran espectáculo fílmico, que se puede disfrutar cuando se sabe lo que se va a ver y se acepta la propuesta.