El llamado salvaje

Crítica de Nicolás Ezequiel - Loco x el Cine

Basada en la novela de Jack London, “El  llamado salvaje” transcurre a fines del sigo XIX, durante la fiebre del oro en el Yukón canadiense. El protagonista es Buck, el perro consentido de un juez, el cual es robado y vendido en Canadá como perro para trineo. A partir de ahí, Buck irá conociendo la vida difícil y se irá volviendo más valiente y duro. Durante su odisea irá teniendo distintos dueños, algunos buenos y otros crueles. Una figura con la que se cruzará recurrentemente es la de John Thornton (Harrison Ford) un hombre que se alejó de la civilización luego de la muerte de su hijo. Entre Buck y John surgirá un vínculo especial, mientras ambos son atraídos por su lado salvaje.

“El llamado salvaje” es una película que parece de otra época. En general, la novela suele considerarse literatura juvenil, debido a que su protagonista es un perro. Sin embargo, es una novela que toca temas oscuros y tiene bastante violencia.

Esta adaptación busca claramente ser un entretenimiento familiar. La fotografía es hermosa y llamativa. Es cierto, se trata en gran parte de CGI, pero logra esos paisajes estilizados y “bigger than life” que se lograban con las escenografías en la época del cine grabado en estudios. El tono de la película es en general amable, y no se tocan temas muy retorcidos. De hecho, hay cambios en la historia respecto de la novela, en parte para agilizar la trama, y en parte para evitar cuestiones escabrosas (en el libro sirve una tribu de indios asesinos y Buck mata a algún que otro villano, por ejemplo).

No obstante, recuerda a las viejas películas de Disney, como Bambi o El Zorro y el Sabueso. Tiene imágenes muy lindas y una historia casi siempre agradable, pero también tiene algunos momentos dramáticos. Lo más remarcable es que no esquiva el tema de la muerte, como suelen hacerlo la mayoría de las películas juveniles o para toda la familia en estos días (al menos en Hollywood).

Quizás el punto más flojo esté justamente en su protagonista. Al tratarse de un perro, y al tener que realizar grandes proezas físicas, Buck está hecho en mayor medida con CGI. Y por supuesto se nota. Solo basta con tener un perro o estar familiarizados con ellos para darse cuenta. Esto incomoda bastante el visionado, sobre todo al principio. Cuando uno se va sumergiendo en la historia lo va dejando pasar. Pero seguramente habrá varios a los que esto les cueste y los saque de la impresión de realidad.

Cómo contraste, lo mejor de la película lo encontramos en Harrison Ford. En los últimos años, los papeles de Ford parecen interpretados de mala gana. Parece que no quisiera estar en el set y eso se transmite a los personajes. Se notaba mucho que la única razón para estar ahí era el vil metal. No sabemos si será porque a Harrison le gusta la novela de London, o si le gustan mucho los perros, pero acá eso no pasa. Es la primera vez en años que parece que Harrison Ford está disfrutando actuar. Cuando John Thornton sonríe, parece sincero. Y la dinámica con el perro (o con el actor de CGI) también.

En síntesis, “El llamado salvaje” es una fábula amable para toda la familia, sencilla y sin pretensiones. No busca ser más que una película de aventuras. Y no profundiza en temas que no le competen. Por ello, se siente sincera. Y gran parte de eso se debe a un inspirado Harrison Ford.